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Foto: diariosur.es |
Pipiolo de la política
A este pipiolo de la política le falta rodaje. Quiere ser el motor de la transformación social, pero su aún escasa madurez y su frenético desparpajo no le dejan ganar potencia. Será diputado en Cortes, montará cirios y volverá a meter la pata una y otra vez. Como lo hizo últimamente al atribuir a Newton la Teoría de la Relatividad, o al referirse al libro "Crítica de la razón pura" (Kritik der reinen Vernunft), del filósofo alemán Immanuel Kant, que él, presumiendo de haberlo leído, denominó "Ética de la razón pura". Y ya no digamos la leche verbal que se pegó cuando, en el debate de Antena-3 afirmó rotundo que Andalucía había renunciado a su independencia en el referéndum de 1980, cuando en realidad fue convocado para ratificar una iniciativa autonómica y no para decidir sobre la secesión de los andaluces del resto de España. Son tres grandes desatinos de todo un doctor en Ciencias Políticas como Iglesias.
Cualquiera puede cometer un lapsus línguae, equivocarse al hablar. Es muy humano. Pero Iglesias no es cualquiera; es profesor de la Universidad Complutense, fue europarlamentario unos meses y será pronto diputado en Cortes. Para convencer a los votantes en general tendrá que esperar unos años, pasar un severo rodaje, madurar. Quizá, ya veremos, la poltrona parlamentaria pueda darle esa pátina de saber estar, saber hablar y saber mantenerse en la realidad y no en un mundo de fábula porque, de momento, y hasta que no demuestre lo contrario, Iglesias sigue siendo un excelente pegotero de prometedores futuros.
Nerviosismo y ataques
Pequeña de estatura, pero grande de entendederas y nada pusilánime, Soraya apenas necesitó hablar, se lo pusieron fácil. Sus tres interlocutores se perdieron en un maremágnum de palabras, resultaron poco convincentes, poco maduros para ejercer la presidencia del país y dieron pruebas de nerviosismo. Ataques y promesas se sucedían de boca en boca. A veces, Sánchez, Rivera e Iglesias parecían discos rayados. Repetían una y otra vez las lecciones aprendidas de sus asesores. Iba uno y largaba: "PP corrupto". Iba otro y decía: "Con Rajoy, más paro". Y un tercero añadía una retahíla de acusaciones: paro, desahucios, discriminación tributaria, rebajas en becas y en servicios públicos, etc. Lo que debió ser un debate serio y aplomado; tenso, pero no excitado, ni tampoco pueril, se convirtió en una lanzadera de acusaciones y ofertas sin orden ni concierto.
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Debate en Antena-3. Políticos en reconocimiento |
Le falta madurez
En su día confié en Pedro Sánchez. Cuando fue elegido secretario general del PSOE tomé buena nota de esta futura promesa política. Tiene personalidad, buena presencia, es persona culta y afable y buen deportista. Con el tiempo mi opinión sobre él ha ido cambiando. Lo veo todavía inmaduro para ejercer con éxito el muy honorable cargo de primer ministro de España. Hace meses decía yo que le faltaba un hervor, un poco de estilo para convertirse en el candidato ideal. Un fracaso en las próximas elecciones tal vez podría ayudarle a consolidar su personalidad de hombre de Estado, siguiendo el ejemplo del bien valorado expresidente Felipe González Márquez para quien la sensatez, la moderación y la concordia fueron el eje de su personalidad como gobernante.
Por cierto, en mi opinión el show montado por Antena-3 para la puesta en escena de este programa no resultó muy atractivo. Dieron demasiada grandiosidad a un tema tan simple y natural como es el de un debate entre políticos. Situaron a los participantes de pie en un escenario inmenso, de frío aspecto, frente a las miradas y las preguntas de dos moderadores que cumplieron su función. Parecía, como digo al principio, una rueda de reconocimiento policial más que un espacio televisivo. Realizaron un gran montaje, un despliegue espectacular de personas y medios, con cuenta atrás incluida, como si se tratase de un cohete de la Nasa, y nos aburrieron con las opiniones de algunos sabios mediáticos antes y después de la emisión. En fin, despliegue a porrillo, digo, para un resultado poco convincente.- JT
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N del A: La teoría de la gravedad de Newton explica entre otras cosas el movimiento de los cuerpos celestes, las mareas, los equinoccios, la caída de objetos a la tierra, el descubrimiento de los planetas, etc., mientras que la Teoría de la Relatividad General de Einstein está centrada en agujeros negros, expansión del universo, ondas gravitacionales, viajes al futuro, etc. Ambos estudiaron el fenómeno de la gravedad y nos legaron sus conclusiones, cierto. Pero si Iglesias quiso acudir a Newton, desbarró en su cita al atribuirle la Teoría de la Relatividad. La precisión en este caso es exigible por haber hecho referencia al tema una persona que aspira a gobernar España.
Rivera es un gran comunicador, pero esta vez le vi nervioso y muy inquieto, le faltó mesura en el ritmo de sus intervenciones. Sobre Iglesias estoy de acuerdo en lo que dices. Mucho ruido y pocas nueces además de cometer errores de bulto. NO entiendo como una persona que transmite escasa credibilidad tiene tantos seguidores, ¿es el tuerto de un pais de ciegos?. LUCIANO
ResponderEliminarEl Vallés se comió a la Pastor en las preguntas. Fue más incisivo, no lució el tipo por el escenario y dio la talla como entrevistador. Este periodista es un buen profesional, los políticos, regular. Jaci
ResponderEliminarAlbert Rivera lleva años trabajando por Catalunya y España. Ha logrado muchos seguidores gracias a su buen sentido de estado. Ahora llega una señora de su partido a un debate a nueve en TV1 para meter la pata a tope con lo de la violencia machista, y también con un tuit sobre el holocausto nazi. Yo le diría al señor Rivera que si quiere ganar, debe de ser riguroso en la selección de compañeros de viaje, que cuervos y grajas para criar los hay en toda partes, ?vale? y acaban sacándote los ojos Jacinto L.
ResponderEliminarPero qué tostada de debates. El de cuatro en Antena tres y el de nueve en Televisión Española fueron unos muermos infumables. Visto lo visto yo también me voy a presentar a politico porque parece que aquí vale cualquiera, ¡je je je! LEONDARDO
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