sábado, 14 de mayo de 2022

Con "mangantes" y socialdemócratas España iba mejor

En mi opinión, los mangantes han traído mucho bienestar a España, mientras que Sánchez y su cohorte de ministras y ministros destrozan, con su personal y sesgada política, todo lo bueno conseguido hasta hace unos pocos años. La situación económica del país no puede ser peor: la economía está gravemente dañada por unos niveles de precios elevadísimos que el Gobierno no es capaz de controlar y, en especial, por el déficit público y la enorme deuda de más del 118 por ciento del PIB. Pero eso no es todo dentro de la alarmante situación en la que nos han metido unos políticos de elevadas ambiciones personales. De manera acelerada, la sociedad va perdiendo su bienestar. Los pobres disminuyen su escasa capacidad de supervivencia, mientras que las clases medias se van viendo arruinadas a causa de la nefasta política gubernamental que nos toca soportar.

Los combustibles, por las nubes
Sanchistas y podemitas; promotores de la Catalonia no es España y España nos roba; vascos de doble cara y convecinos, todos atragantados por el desprecio hacia lo que no son ellos, se dedican a trabajar por el logro de sus objetivos personales o partidistas. No atienden en la medida deseada a su responsabilidad de fortalecer la justicia social y mantener la holgura económica de los españoles. Cada uno va a la suyo. Pasamos de una democracia aceptable a una especie de autocracia, donde los máximos dirigentes hacen y deshacen lo que quieren sin sentir un mínimo de vergüenza. Presumen de constitucionalistas, eso sí, pero pactan con quien mejor les conviene a cambio de seguir en sus bien retribuidos puestos.

Nuestro Parlamento está ocupado en términos generales por personajes de escaso nivel político. Cada uno va a lo suyo. Buscan resolver sus problemas, ignorando su deber de trabajar para la totalidad de la sociedad española. Estamos, pues, bajo el yugo de una generación que, al paso que van las cosas, podrá lograr el objetivo de implantar en España una nueva democracia, sí, pero estaría controlada severamente por los poderes públicos más que por las leyes. Labia no falta. Abunda en muchas de esas bocas que a veces nos sorprenden con sus discursos. Unas, para defender los valores esenciales en defensa de todos; otras, para lograr objetivos que complazcan sus deseos, ajenos a lo que el político debe de atender preferentemente: la estabilidad y la mejora del pueblo español, tanto en lo social como en lo económico.

La energía quema nuestros bolsillos
Ya en su momento, algunas señoras instaladas en el poder nos sorprendieron con frases llenas de despropósitos. ¿Se acuerdan de aquella que decía que los hijos no pertenecen a sus padres; o de todas, todos y todes; hijo, hija e hije; autoridades y autoridadas; o los más débiles y las más débilas; o que el dinero público no es de nadie; o yo he sido cocinera antes que fraila; o por qué les dan tanto miedo nuestras tetas, etcétera? Mal vamos si esto sigue así. Las causas del malestar social y el deterioro económico de España no son solo la pandemia y la guerra de Rusia contra Ucrania, ni tampoco la subida descomunal de los precios de la energía y los combustibles, y ni siquiera la invasión masiva de inmigrantes. En mi opinión, la falta de buen criterio y sensatez en la gobernabilidad del país, y la deficiente preparación de gran parte de las personas que nos gobiernan, contribuyen de manera bastante clara a destrozar el estado de bienestar al que habíamos llegado bajo los gobiernos de los verdaderos socialdemócratas del PSOE, y también, cómo no, de esos políticos del centro liberal a los que Sánchez llamó mangantes en una de sus intervenciones parlamentarias.- JT