viernes, 1 de diciembre de 2023

Los desmentidos rebajan credibilidad a un gobernante

Ministro Bolaños y Comisario de Justicia de la UE
Nunca vivió España tanto malestar político como hoy en día. Tenemos un gobierno lleno de alteraciones, un gobierno de izquierda y extrema izquierda incapaz de devolver al país los frutos de una democracia lograda tras muchos años de entendimiento entre ideologías de distintos signos. El PSOE socialdemócrata, y una derecha liberal-conservadora, incluida también la izquierda comunista de Santiago Carrillo, supieron beneficiar a España tanto social como económicamente. Implantaron sin rencillas ni odios un régimen democrático perfecto. Un régimen que sucedió, sin graves consecuencias, a una dictadura de cuarenta años.

Hoy, sin embargo, la consolidada democracia española se ve alterada por unas formas de gobernanza que sorprenden a la mayoría de los observadores. Resulta chocante que, para mantenerse en el poder, se pacte con grupos de ideologías opuestas, e incluso se trate de alterar lo que España adoptó de Montesquieu, es decir, la separación de poderes. En este país, esa separación se mantiene inalterable desde que se aprobó la Constitución en 1978. Y para admitir que disfrutamos de una democracia, en la que prevalecen la igualdad en todos los ámbitos, y la justicia social, no es afortunado inventar leyes como la de la amnistía, que traten de erosionar seriamente los derechos de nuestros jueces y su independencia. Ellos aplicaron la ley contra los secesionistas catalanes como era su obligación y deber. Pretender insinuar ahora que esas sentencias y procesamientos han sido objeto de intencionalidad política, es un duro agravio a los jueces.

Hay actuaciones del actual gobierno que siguen causando asombro. Por ejemplo, la de ese joven político, el ministro señor Bolaños, al que el presidente Sánchez le dio nada menos que las responsabilidades de Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes. Este ministro afirmó, al regreso de su entrevista en Bruselas con el Comisario de Justicia de la Unión Europea, que la ley de Amnistía pactada con los separatistas catalanes no preocupa a la Unión. Dijo textualmente que Europa tiene “cero preocupación” sobre esta ley. El mismo día, el comisario europeo desmintió la afirmación del ministro. Confirmó que sí preocupan las consecuencias de la amnistía, pero se espera a que la ley haya sido elaborada definitivamente para tomar decisiones. Así pues, no es de extrañar que los ciudadanos españoles sientan cada día más desconfianza del actual Gobierno. Con permanentes cambios de opinión, o con afirmaciones subjetivas o inventadas, se daña seriamente la credibilidad de quienes ejercen la importante tarea de gobernar un país.- JT