Uno ya no sabe cómo asimilar
tantas propuestas estúpidas. Recordemos algunas de las últimas. El
vicepresidente Iglesias
propuso naturalizar el insulto
a los periodistas. La ministra de Exteriores calificó de peleas
los debates entre primeros ministros de la Unión Europea, en sus
reuniones para aprobar partidas económicas de ayuda a los países
más afectados por el Covid. Y recientemente, la ministra de
Educación, en nota difundida por su ministerio, aconseja a los
estudiantes acudir a pie a los centros o bien ¡en
bicicleta! Sí, han
leído bien.
De la web Rutas en bici |
Cierto que el uso del
transporte público en pleno recrudecimiento de la maldita peste
china es una aventura a la que no deben exponerse nuestros jóvenes.
Por mucho que tapen con mascarilla boca y nariz, el corona acecha por
todas partes. No está solamente en las gotas minúsculas que expulsa
al hablar la gente contagiada. Hay otras vías de transmisión, las
manos especialmente. Si uno toca donde antes lo hizo un portador del
virus, es muy posible que se contagie. Y como a nuestros estudiantes
hay que protegerlos, pues a la señora Celaá
no se le ocurre mejor cosa que el coche de San Fernando o la
bicicleta. El primero, ya lo saben, es el que hace el trayecto un
poquito a pie y otro poquito andando. Y el uso de la bicicleta queda
reservado sólo para aquellos jóvenes que la tienen y saben andar en ella.
La procedencia de necedades
como las citadas cabe atribuirla a dirigentes políticos de escasa
capacidad.
Lo lógico sería recomendar a los padres que eviten en lo posible el
uso del transporte público para ir al colegio, sin más apostillas,
y que sean ellos quienes decidan qué hacer. Porque ya está bien de
ejercer tutelas inútiles y simplistas sobre la población. No
rebajen al pueblo español al nivel intelectual de sus gobernantes.
Los padres saben cuidar de
sus hijos. Estos,
sólo en casos muy contados, necesitan de la ayuda del Estado,
así que cura te
ipsum, señora
Celaá, dejen ya de
hacer el ridículo.-
JT