Pues parece que no. Ese dinero es de las personas que nos gobiernan porque, como vemos, hacen con él lo quieren para consolidarse en sus bien remunerados cargos. Cuanto más nos aproximamos a las elecciones municipales y autonómicas, mayor es el número de ayudas públicas a sectores sociales de todas las edades. Se aprueban, y punto, sin consultar con los demás representantes de los ciudadanos, es decir, con la totalidad de los miembros del Congreso y el Senado. Pero la mayoría de los votantes no son tontos. Captan perfectamente la razón de tanta ayuda económica en estos momentos preelectorales. Se están promoviendo victorias en las urnas, aunque la deuda siga aumentando. Si ganan las izquierdas, nos demolerán a impuestos. Y si pierden, pues quienes les sucedan se encontrarán en una situación económica caótica y de difícil alivio. Será de nuevo el ciudadano el que cargue con la responsabilidad de contribuir con su dinero a mitigar esa deuda pública aplastante.
Cárcel y latigazos por defender a la mujer
La crueldad humana llega a situaciones impresionantes. En Irán, la abogada Nasrin Sotoudeh ha sido condenada a 38 años de cárcel y 148 latigazos, según la pena que le impusieron en 2019. Ahora la han confirmado. Nasrin lleva años defendiendo los derechos de la mujer, en este caso sobre la opción a no usar el velo. Como la ley de ese país prohíbe a las mujeres salir a la calle con la cabeza, brazos y piernas descubiertas, quienes gobiernan exigen respetar esa norma que, según sus leyes, atenta contra la seguridad de la nación. Además, ofende a Alí Jamenei, líder supremo iraní de la Revolución Islámica.
Hay una operación internacional de ayuda a la citada abogada para que le anulen la cárcel y los latigazos. De momento, las mujeres que ocupan altos cargos en España no parecen alteradas por situaciones de inhumanidad como esta. Cárcel y latigazos. Es la durísima condena. Y la castigan por defender los derechos y libertades de la mujer, que se ve menospreciada por leyes tan absurdas e inhumanas como la que afecta a Nasrin. Esto no solo ocurre en Irán. Hay otros países donde la mujer sigue siendo víctima del islamismo, religión cuya finalidad no parece ser el bienestar físico y espiritual de la persona humana.- JT