Carles Puigdemont es un político muy poco respaldado en España y en gran parte del extranjero. Subió al poder en Cataluña, cuando ya era partidario de lograr la independencia de la comunidad donde vivía. Trabajó como periodista en varios medios catalanes. Pero, al margen de su profesionalidad, fue entrando con pleno entusiasmo en la política barcelonesa, hasta llegar a convertirse en uno de los mayores estrategas de la independencia catalana.
En los años 2016 y 2017 ejerció la presidencia de la Generalitat, logrando impedir que Artur Mas volviera a presidir Cataluña. Ya había sido diputado de Convergencia y Unió y posteriormente de Junts, partido del que se sigue manteniendo como su principal dirigente con estancia en el pueblo belga de Waterloo. De momento, Puigdemont no puede regresar a España mientras no le apliquen la amnistía, una ley aprobada en 2024. Quienes la crearon fueron el PSOE de Sánchez con sus adláteres de izquierdas, y especialmente los partidos catalanes ERC y Junts.
En la actualidad se repite el intento de lograr la separación de Cataluña de España y convertirla en nación. No es nada nuevo. Históricamente se repitió varias veces esa sublevación. La primera fue en 1640. Proclamaron al entonces rey de Francia, Luis XIII, Conde de Barcelona. Y también hubo intentos de convertir esa región en estado independiente. Fueron en los años 1873, 1931, 1934, y finalmente en 2017, año este último en el que Puigdemont y todos sus adláteres trataron de independizarla definitivamente.
Junts es un partido con miembros de izquierdas, pero predominan en él los de derechas que son, principalmente, partidarios de la política económica. En la actualidad ese partido político catalán ha terminado de apoyar en el Congreso de los Diputados al sanchismo. Con ese PSOE, controlado por Pedro Sánchez, lograron legislar la ley de Amnistía. Fue un apoyo claro a los independentistas de Junts para devolverles su regreso sin encarcelamientos a España. Pero de momento, la aplicación de esa ley continúa sin ser ejecutada.
Tal vez esa es la razón por la que quienes apoyaron a Pedro Sánchez a ser presidente del gobierno de España tratan ahora de impedir, por todos los medios, que los diputados de Junts en el Congreso pretendan promover una moción de censura contra él. Tras esa moción, compartida por otros partidos políticos, el gobierno tendría entonces que convocar elecciones.
El Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) difundió la semana pasada los resultados de una nueva encuesta con fines políticos. En ella le da un 32,6 por ciento de votos al PSOE, un 22,4 al PP y un 14,8 a VOX. Así pues, si Sánchez tiene garantías de ganar elecciones, ¿por qué no las convoca? Este presidente y los miembros de su gobierno saben que el CIS está presidido por Tezanos desde el año 2018. Es un ex catedrático y político que entró en el PSOE en 1973. Su inalterable apoyo a Sánchez le impulsa a publicar encuestas en las que los socialistas actuales gozan de una gran ventaja de votantes sobre los demás partidos. Tal vez la intención de difundir esos resultados es lograr que la mayoría del pueblo español apoye el sanchismo si hay elecciones.
El deplorable gobierno actual podría seguir ejerciendo el poder hasta 2027, por lo que parece, pero no con viento a favor, sino con viento en contra lanzado por la mayoría de los españoles. Porque en la inmensa mayoría de encuestas, excepto la de Tezanos, se respalda ampliamente a los partidos de centro y derecha. Así pues, en caso de elecciones Sánchez tendría que abandonar el Gobierno y también la totalidad de quienes forman su Consejo de Ministros.- JT