Amenaza anónima a la ministra Maroto. El País |
Me parece excesivo el abuso verbal que está haciendo la izquierda con las amenazas anónimas por correo. Trata de derivar indirectamente la culpabilidad del autor o autores hacia partidos rivales. La portavoz del PSOE en el Congreso, Adriana Lastra, dice que a todo delito de odio le precede un discurso del odio. El mismo candidato a la presidencia de la comunidad de Madrid, Ángel Gabilondo, asevera que él también se encuentra amenazado en su propia vida y en su corazón. Y la ministra de Igualdad, Irene Montero, afirma que las amenazas fascistas a las y a los componentes de un gobierno democrático son intolerables. Pero hay más. Pablo Iglesias, líder de Podemos, dijo que ya está bien de amenazas fascistas. Y la candidata de Más Madrid, Mónica García, se pregunta cuántas amenazas más hacen falta para que Ayuso deje de avalar la política del odio de la extrema derecha.
Sin la menor duda debo decir que el envío de esas amenazas anónimas vía correo es un hecho intolerable. Quien se escuda en el anonimato para lanzar mensajes de muerte, no deja de ser un miserable cobarde, incapaz de salir a la luz y enfrentarse democráticamente a quienes considera enemigos. En todos los períodos electorales se sobrepasa el buen hacer de la política para ganar al adversario. Las críticas suben de tono, las palabras se vuelven destructoras y las actitudes parecen evocar confrontaciones entre gallos de pelea. Pero, generalmente, resuelta la votación, decidido el ganador, las aguas desbordadas vuelven a su cauce y se remansan en el debate parlamentario. Estos días, ante la posibilidad de que centro y derecha ganen el gobierno de Madrid, la izquierda se une más que nunca en un frente común para liquidar a PP y a Vox, formaciones que, según ellos, son ¡fascistas!
Payasos de la política
Pocas imbecilidades se oyen en tiempo de elecciones como las de estos días, aunque no debe extrañar que sea así. La izquierda, lo vemos a diario, está en manos de personas soberbias e iletradas políticamente, respaldadas por grupos revolucionarios fasciocomunistas que buscan romper el orden establecido para implantar su ideología. En este ambiente, de escasa lucidez mental, abundan los payasos. Los vemos y oímos a diario en periódicos, televisiones y radios. Así pues, no es de extrañar que se hagan insinuaciones veladas o claras sobre Vox o el PP con relación a las cartas con balas y navajas recibidas por altos cargos del Gobierno.
Habrá quien ingenuamente se crea que la derecha es tan pazguata como para usar la amenaza de muerte al adversario en campaña electoral. Crédulos los hay en todas partes, porque la instrucción en el conocimiento de las cosas no abunda en nuestra sociedad. Por el contrario, en la izquierda se detecta con frecuencia el deseo de eliminar al adversario, aunque sea a base de mentiras y autorías inventadas. No debe, pues, extrañar, que personajes como la candidata de Más Madrid le diga a Ayuso que no siga avalando la política del odio de la extrema derecha, refiriéndose a Vox. ¿Odio?, ¿extrema derecha?
Estos personajes, buscadores de empleos cómodos y bien remunerados, no tienen ni puta idea, como diría un castizo, de lo que es fascismo y odio. Y creo que tampoco conocen la realidad del comunismo, sus mentiras, su control social, su falta de libertades, su aniquilamiento de la propiedad privada... La verdad es que el consejo de esa candidata me dejó anestesiado. Difamar es delito cuando se hace de manera deliberada y con ánimo de dañar a otro. Creer que Ayuso o Abascal respaldarían amenazas de muerte a sus adversarios, para ganar las elecciones, es de una estupidez tan supina como la malsana intención de la izquierda de hacerse creíble. Los izquierdistas serán peleones y mendaces, pero los madrileños no son tontos, sabrán elegir a sus gobernantes preferidos.- JT
Payasos de la política
Pocas imbecilidades se oyen en tiempo de elecciones como las de estos días, aunque no debe extrañar que sea así. La izquierda, lo vemos a diario, está en manos de personas soberbias e iletradas políticamente, respaldadas por grupos revolucionarios fasciocomunistas que buscan romper el orden establecido para implantar su ideología. En este ambiente, de escasa lucidez mental, abundan los payasos. Los vemos y oímos a diario en periódicos, televisiones y radios. Así pues, no es de extrañar que se hagan insinuaciones veladas o claras sobre Vox o el PP con relación a las cartas con balas y navajas recibidas por altos cargos del Gobierno.
Habrá quien ingenuamente se crea que la derecha es tan pazguata como para usar la amenaza de muerte al adversario en campaña electoral. Crédulos los hay en todas partes, porque la instrucción en el conocimiento de las cosas no abunda en nuestra sociedad. Por el contrario, en la izquierda se detecta con frecuencia el deseo de eliminar al adversario, aunque sea a base de mentiras y autorías inventadas. No debe, pues, extrañar, que personajes como la candidata de Más Madrid le diga a Ayuso que no siga avalando la política del odio de la extrema derecha, refiriéndose a Vox. ¿Odio?, ¿extrema derecha?
Estos personajes, buscadores de empleos cómodos y bien remunerados, no tienen ni puta idea, como diría un castizo, de lo que es fascismo y odio. Y creo que tampoco conocen la realidad del comunismo, sus mentiras, su control social, su falta de libertades, su aniquilamiento de la propiedad privada... La verdad es que el consejo de esa candidata me dejó anestesiado. Difamar es delito cuando se hace de manera deliberada y con ánimo de dañar a otro. Creer que Ayuso o Abascal respaldarían amenazas de muerte a sus adversarios, para ganar las elecciones, es de una estupidez tan supina como la malsana intención de la izquierda de hacerse creíble. Los izquierdistas serán peleones y mendaces, pero los madrileños no son tontos, sabrán elegir a sus gobernantes preferidos.- JT