lunes, 23 de mayo de 2022

Los tabernarios celebran con perreos una elección

Díaz Ayuso preside el PP de Madrid. ABC
Anoche había un gran bullicio en la taberna cuando entré en ella. Parroquianos de uno y otro sexo parecían festejar alguna importante celebración. Reían, cantaban, meneaban sus cuerpos imitando los movimientos primarios de los bailarines del perreo, subiendo y bajando. Esta es pa bailarlo bien pegao, bien pegao, cantaban al unísono, mientras arrimaban sus cuerpos lentamente, doblándolos por la cintura, perrea, perrea... Otros golpeaban las jarras de cerveza con las llaves del coche, al ritmo de los cantantes. Pero, ¿qué pasa hoy aquí?, me pregunté. Al fondo de la sala, un grupo entonaba al unísono la canción de Zambrana, La Bomba. Repetían una y otra vez, a perrear se ha dicho, vamos a ver la que hay... un movimiento sexi... Cerca de ellos, varios jóvenes apuraban el líquido dorado de las jarritas cerveceras. Saboreaban vitaminas, ácido fólico y antioxidantes, mientras gritaban a los improvisados bailarines: ¡Perrea, perrea, perrea!
        Entre aquella multitudinaria clientela pude encontrar a mi viejo amigo Don Gerva. Bebía su cañita arrimado a la barra del bar. Presenciaba y seguía con gesto de satisfacción el improvisado baile y el canto de aquellos exaltados parroquianos. No parecía molesto ni sorprendido por lo que estaba ocurriendo. Me acerqué a él y le pregunté, al tiempo que le hacía una señal al barman para que me sirviese una caña:
-- Hola Don Gerva. ¿Qué se celebra con tanto entusiasmo?
-- Hola Temes. No se imagina usted la causa de esta fiesta. Están festejando un acontecimiento político que les ha llenado de satisfacción y alegría.
-- ¿Acontecimiento político...? Pues viejo amigo, la situación en España no está para bailar ni para tirar cohetes.
-- Fíjese Temes. Son cliente asiduos a esta taberna como usted y como yo. Bueno, quiero decir que son tabernarios. Pertenecen a esa parte de la población que el señor al que usted llama "cocinillas de encuestas electorales" definió como la tabernidad. ¿No se acuerda? Son votantes felices. Eso sí, tienen quizá una cervecita de más, pero disfrutan cantando. O perreando, como ellos dicen.
-- ¿Votantes, tabernidad? ¿Pero eso que tiene que ver con la perrea?
-- Ya veo que hoy no viene usted preparado para captar la razón de esta juerga. A ella la votaron todos, quieren que sea su lideresa, y ahora, el PP que dirige el señor Feijoo, la respaldó para que la eligiesen presidenta del partido en Madrid. ¿Lo entiende, Temes?
-- Acabáramos, Don Gerva. Pertenecen a la tabernidad de votantes de la señora Ayuso. Ahora lo tengo claro. Pues mire usted, toda la izquierda trató de frenar la veloz y triunfal carrera de Isabel hacia puestos de gran relevancia política, y lo que esa izquierda ha logrado es lo contrario: ha avivado aún más el éxito de esa joven del centro liberal. Si no es todo Madrid, una gran parte de sus habitantes la votan a ella. Se ve que tiene carisma de lideresa. Y la quieren. Además, el afecto hacia Isabel se ha extendido fuera de Madrid. Sus admiradores lo muestran bien claramente en las visitas que hace a otras comunidades.
-- Sí, sí, Temes, y menos mal que tomó las riendas del partido otro político que a mí me gusta, el señor Feijoo. Un gallego muy sensato, inteligente y con capacidad para gobernar este país tan fragmentado políticamente. Por eso los socialistas... Bueno, quiero decir los sanchistas, como usted les llama, han iniciado una campaña de descrédito contra él. Tratan ya, un día tras otro, de zaherirlo con insultos y mentiras. Nunca España tuvo un nivel tan bajo en su clase política de izquierdas.
-- De acuerdo, pero vamos a esperar resultados porque, si en política hay mucho inepto e incapacitado, la población votante electoral no se queda atrás. El rencor hacia todo lo que no es izquierda, incluso en algunos casos el odio, sigue latente en muchos sectores sociales. En fin, prosigamos en nuestra tabernidad. Es un buen sitio para charlar y robustecer el entendimiento entre personas ante un rico tinto y una no menos sabrosa caña de cerveza.
        Don Gerva siguió contemplando las sacudidas corporales de los improvisados danzantes. El grupo del Movimiento sexi llamaba especialmente su atención. Mientras seguía la juerga, el desprecio al rey Juan Carlos que estos días expresan políticos y periodistas secuaces me hizo reflexionar sobre la hipocresía, el cinismo y la falta de respeto en sus opiniones hacia una persona que supo mantener durante muchos años en España una democracia de libertades y derechos intocables. Esos pajaritos y pajaritas, tan críticos ahora con el monarca, personajes de teatro melodramático más que cerebros movidos por el rigor y la neutralidad, aprovechan la estancia de antimonárquicos en altas esferas del gobierno para descargar su maledicencia contra la persona que debe merecer la gratitud de un pueblo cuyo bienestar es, en gran parte, fruto de quien fue durante muchos años impulsor indiscutible de nuestra democracia y su máximo protector.- JT