No hay disminución en los accidentes de montaña. Todo sigue en aumento. Montañeros expertos y senderistas han vuelto a sufrir caídas, resbalones, golpes de piedras o malestar físico en plena ascensión. En el recién pasado mes de mayo hubo de nuevo bastantes accidentados. Algunos de ellos eran extranjeros, que han venido a nuestro país a realizar ascensiones en montañas.
De todos los accidentes que ha habido en ese mes reproduzco algunos de ellos. En la Sierra de Orihuela tuvieron que hacer varios rescates. Al subir por la Pared de Ana, una mujer quedó colgando a 150 metros de altura en plena escalada. Se desprendieron rocas que la hicieron caer y se golpeó contra la pared. Sufrió graves heridas. En la misma sierra, cuando un joven escalaba por la Pared Negra, sufrió un duro golpe contra la roca. Se dañó la cara y, además, sufrió un gran dolor en una pierna.
En la zona pirenaica, dos pamplonicas entraron en pánico cuando estaban en un barranco. Su temor llegó a tal extremo que tuvieron que ser evacuados del lugar en el que se hallaban. Otro barranquista rompió uno de sus tobillos y fue rescatado en una zona montañosa de Huesca. En Ordesa, un montañero italiano cayó al suelo y se torció un tobillo. Lo evacuaron en helicóptero. Otro extranjero, senderista francés, pidió auxilio tras vomitar cuando caminaba por el ibón de Estanés. También lo trasladaron en helicóptero, en este caso a un hospital de Jaca. Y otro barranquista se lesionó un tobillo al saltar a un pozo de agua. Se golpeó en una roca que había en el fondo. Todo esto es solo una pequeña parte de la gran cantidad de accidentes que sigue habiendo en las montañas.
Hay que recordar que lo que ocurre en el montañismo, y sobre todo en el senderismo, no deja de ser una falta profunda, o bien de escasa experiencia, en estas actividades deportivas. Si uno está haciendo barranquismo y necesita saltar a una poza, lo lógico es que trate de averiguar, antes de dar el salto, la profundidad del agua y lo que hay en el fondo. Si se escala por una pared de roca, se debe conocer previamente su solidez para no ser víctima de la caída de piedras. Y sí se baja por un barranco, sin tener la suficiente experiencia que permita conocer sus peligros, pues no debe hacerse. Esos dos pamploneses que antes cité estaban repletos de miedo cuando intentaban hacer barranquismo, y tuvieron que pedir ayuda para salir de su intento de bajar por pendientes generalmente muy pronunciadas.
En fin, el deporte de la montaña sigue siendo en todas sus facetas una actividad llena de numerosos y, en algunos casos, trágicos accidentes. A ver si se llega a conseguir algún día, por medio de informaciones y consejos, la reducción de los daños humanos que, por falta de experiencia o por mala suerte continúan ocurriendo.- JT