--En seguida caballero --respondió solícito.
Al llegar al local observé que había un grupo de contertulios en torno a una mesa discutiendo de manera acalorada. Traté de averiguar cuál era el tema objeto de polémica. Pronto supe que hablaban de Isabel Díaz Ayuso, la presidenta de la Comunidad de Madrid.
Ayuso y Casado. ABC |
--Cierto --asevera otro de la mesa--, lo escuché en la radio: al parecer han encargado espiar a la presidenta de Madrid ante la sospecha de presunta corrupción. Ella lo niega tajantemente. Ni hablar, no he hecho nada ilegal, dice. Y le parece incomprensible que la dirección de su partido, sin tener ni una sola prueba, dirija una investigación contra ella.
--¡Lo oí, lo oí! --exclama otro contertulio--. Quieren saber si benefició a su hermano con el pago de comisiones. Ella lo rechaza tajantemente. Además, le sorprende que sean sus propios compañeros de partido quienes duden de su honradez, le han abierto un expediente por criticarlos.
Me acerqué a la mesa a preguntar si era cierto lo que estaba oyendo. La respuesta fue unánime: "¡Tan cierto como nuestra presencia aquí, en la taberna!"
¡Inaudito! Sólo faltaba que tras la victoria minoritaria de los populares en Castilla-León (CyL) se pongan ahora a erosionar la credibilidad y honradez de sus colegas de partido. Cierto que a estas alturas la señora Ayuso acapara más atractivo que el señor Casado entre los ciudadanos. Y además, les molesta tal vez que ella no se haya expresado con rotundidad contra un pacto de gobierno con VOX en CyL, muy al contrario de los deseos de la dirección del PP, que lo rechaza, aún a sabiendas de que tendría que convocar nuevas elecciones si no logra la mayoría absoluta. ¿Tanto miedo tiene Casado a su compañera de partido como para ponerla en un brete ante la opinión pública? Estas perversas operaciones, si ciertas, son el mejor abono para que partidos como VOX crezcan a cuenta del trasvase de votantes del PP, como en su día le ocurrió a Ciudadanos.
En los últimos tiempos se vienen observando actuaciones críticas del líder popular y su séquito contra Ayuso, cuando deberían de apoyarla plenamente, sin fisuras. Su grandioso éxito electoral en Madrid la ha convertido en la más destacada líder política del país. Así que habrá que sospechar que si es veraz la investigación abierta por su propio partido contra la presidenta, lo que Casado busca es reducir la popularidad de doña Isabel para que no le haga sombra cuando haya elecciones generales. Y realmente lo que consigue con estas maniobras es poner al PP al borde del fracaso, además de facilitar a Sánchez el logro de su objetivo prioritario: perpetuarse en el poder. En el fondo no deja de ser un drama teatral como aquél de la antigua Grecia que enfrentaba a los seguidores de Silenio (Casado) y su coro de sátiros contra la heroína mitológica (Ayuso). Si Fraga viviera, despejaría el panorama de un par de soplidos. A ver cómo acaba este conflicto que, por inesperado e incomprensible, deja boquiabiertos y confusos a muchos votantes del PP.- JT