martes, 6 de septiembre de 2022

Un cara cara de malas prácticas: Sánchez vs. Feijoo

La risa que resta en vez de sumar.- El Confidencial
Insolvencia, mala fe... Lo dijo repetidas veces refiriéndose a Alberto Núñez Feijoo. Escuché atónito esos descalificativos del señor Sánchez en el Senado. En su larga intervención dio un repaso a los múltiples errores (para él, logros) cometidos a lo largo de los años presidenciales, presentándolos como buenos objetivos alcanzados por su gobierno No se desdijo, ni tampoco profundizó en la realidad de temas tan importantes como la economía, la inflación, los precios desorbitados de la energía, etc. Y en su intervención fue brusco, sonriente, arrogante y crítico con su oponente. Una actitud que no encaja, ni en la forma ni en el contenido, en la figura de un premier serio y cabal.

Cuando intervino Feijoo vimos a un Sánchez haciendo gestos de desaprobación. Balanceaba la cabeza, como queriendo descalificar a su oponente, y sonreía tratando de lanzar un mensaje de absoluta desaprobación a las palabras del líder popular. Su comportamiento fue siempre respaldado con fuertes aplausos por los senadores de su partido. No cabía esperar otra cosa. Terminada la larga sesión, reflexioné sobre lo visto y escuchado en el cara a cara entre ambos políticos. Y llegué a la conclusión de que Sánchez va a tener muy difícil ganar elecciones para seguir en Moncloa. Todo apunta a que será rechazado por una inmensa mayoría de los españoles.

No sé quienes son los asesores o asesoras del presidente. Pero observo que esos discursos que le preparan deshonran su figura en vez de elevarla. Que una personalidad de su categoría, la segunda más importante del país, se rebaje poco menos que a discutir con su oponente sobre quien miente más, o que le ataque repetidas veces preguntándose si Feijoo es insolvente en sus conocimientos o actúa de mala fe, en su política de oposición, es un comportamiento para mí inaudito dentro del ámbito del rifirrafe parlamentario en países serios y democráticos como España.

En la sesión de hoy ha quedado claro que los insultos proferidos por ministras y militantes del sanchismo contra el líder popular forman parte de una estrategia deficiente y errónea, tendente a disminuir el espectacular número de votos que las encuestas dan a Feijoo. Lo que se esperaba de la sesión de hoy es que Sánchez fuese explicando con detalle los asuntos objeto de crítica por parte de la oposición, para que los ciudadanos conozcan los beneficios de esas medidas políticas del gobierno. Pero no fue exactamente así. El presidente puso todo su énfasis en desacreditar personal y políticamente al líder popular. Un gran error. Así que, señor Sánchez, escuche el consejo de un ciudadano de a pie: busque asesores que sepan conducirle a la victoria, cambie el rumbo, porque el que lleva hoy le conducirá mañana al más absoluto fracaso.- JT

lunes, 5 de septiembre de 2022

No acusemos a las vacas del cambio climático

Dejen en paz a las vacas. No dañan ni calientan
 el clima por mucho metano que emitan
A las vacas, pobrecicas, no las dejan en paz. Si antes fueron los políticos de Bruselas quienes denunciaron en 2019 el efecto negativo de sus flatulencias sobre el clima, ahora le toca reafirmar esa acusación a una señora gallega del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Lo ratifica en su libro ¿Qué tienen que ver las vacas con el cambio climático? Pues, según ella, bastante. Porque para la autora, el metano de sus flatulencias y eructos, y el estiércol, contribuyen a concentrar gases de efecto invernadero. Ya lo expresaba aquella comisión de políticos y expertos bruselenses, sobre cuyo contenido publiqué en este blog una entrada titulada "El deliro del clima..." Difundieron un comunicado con la intención de proponer un impuesto a los ganaderos por la influencia de sus animales en el calentamiento global .

Sin embargo, la autora a la que hago hoy referencia viene a decir que en realidad no son las vacas las que perjudican nuestro clima, si no la manera en que se crían. Porque, gracias a ello, digo yo, podemos comer buena carne y en abundancia. Reducir su consumo, estima la científica, sería beneficioso para que el clima deje de ser una amenaza sobre nuestras vidas. Claro, habría menos calor, menos sequía, los glaciares perderían menos hielo y la energía hidroeléctrica estaría bien abastecida por el agua de los embalses. Pero reducir el consumo de carne exigiría sacrificar a una buena parte de nuestro ganado. Claro que sí. Y me pregunto si quienes investigan los factores que influyen en el cambio climático reparan más en las vacas que en el ser humano, porque en la Tierra viven casi ocho mil millones de personas, mientras que el número de vacas se calcula en unos mil millones y medio.

Así que, de reducir, habría que hacerlo, digo yo, tanto en una especie como en la otra. En la animal, con sacrificios, y en la humana, con planes rigurosos que frenen y reduzcan la natalidad (en especial en China e India). Pero, sobre todo, controlando y reduciendo con eficacia y cordura la emisión de gases de efecto invernadero de la industria y la automoción. ¿Es eso lo que queremos? ¿No será que en cuestiones de cambio climático hay opiniones muy dispares? ¿Se estudian bien y a fondo los efectos del sol y los volcanes sobre el calentamiento de la Tierra, más que los de las flatulencias del vacuno? Y siguiendo con las vacas, ¿no es infinitamente mayor el número de flatulencias del ser humano que el de esos animales? Porque, a decir verdad, también el hombre emite buenas cantidades de metano a la atmósfera. 

En resumen, dejemos en paz al ganado y a sus cuidadores, sigamos investigando sin prisas ni pausas, con eficacia en el hacer y prudencia en el decir, las causas fundamentales del calentamiento global. Niño y Niña, Sol y volcanes nada tienen que ver con las vacas, hermosos animales que nos dan fortaleza y vida. Ellos son, pues, según muchos expertos, los principales causantes de la alteración del clima que debemos soportar, por caluroso y seco que sea.- JT