Llegada de una patera a Canarias |
En los últimos siete años llegaron a España miles de inmigrantes ilegales. Según cifras publicadas, el número asciende a los 350.000. Que haya entrado tanta gente ilegalmente en el país es un hecho peligroso. Debe ser analizado y resuelto por el Gobierno y también por todos los partidos. Ayudar a quienes realmente han tenido que huir, a causa del peligro que sufrían por guerras locales o ataques violentos, es decir, a personas cuyas vidas estaban en peligro, es un hecho plenamente aceptable. Su llegada a Europa es beneficiosa. Y lo es porque en España, por ejemplo, hacen falta trabajadores para mantener a miles de empresas en funcionamiento. Y la razón es evidente: año tras año se va reduciendo la contratación de empleados jóvenes españoles y, para no disminuir la producción empresarial, está siendo necesario contratar extranjeros. Incluso, en algunos casos, a aquellos que accedieron ilegalmente a este país.
La comunidad que sufre el mayor índice de inmigrantes ilegales es Canarias. Son numerosos los que llegan allí, especialmente en pateras, día tras día, hasta miles de ellos anualmente. Y hoy día también a Baleares. Es un hecho que no parece tener fin, por mucho que haya políticos tratando de reducir, de manera inmediata, esa accesibilidad de gente peligrosa en muchos casos. Basta con leer a diario en medios de comunicación la violencia causada por inmigrantes ilegales: roban, atacan, violan, matan, asaltan todo tipo de negocios, viviendas, garajes… ¿Por qué no contribuye el actual gobierno de Pedro Sánchez, de manera rápida y eficaz, a deportar a esos individuos e individuas causantes de delitos, en gran parte muy graves?
Controlar eficazmente el acceso fronterizo de extranjeros es una necesidad imprescindible. Sobre todo a los que proceden de países africanos y también de algunos europeos. Cuando un inmigrante roba, ataca, okupa una vivienda o asesina debe ser deportado inmediatamente. Gran parte de ellos proceden de países del norte de África, incluidos Marruecos y Argelia. En países europeos hay ya inmigrantes que reciben orden de salida o son deportados. Francia, por ejemplo, es uno de los que más expulsa a quienes han entrado ilegalmente. También Suecia, Alemania y Bélgica. España lo hace, pero de manera poco eficaz: solo deporta a quienes no cumplen las leyes de inmigración. Pero no es suficiente. Debe expulsar, sobre todo, a aquellos que cometen graves delitos. Los hay. Y demasiados. Basta leer la prensa o escuchar radios y televisiones para enterarse de las atrocidades que, casi a diario, cometen quienes han entrado ilegalmente en España.- JT