domingo, 15 de marzo de 2020

Estado de alarma: respuesta ejemplar del pueblo

Aunque hay opiniones contrarias, parece que las manifestaciones del 8M contribuyeron a expandir el coronavirus. La presentación de varios casos de la enfermedad en mujeres participantes mueve muy mucho a la sospecha. Hay quien niega que haya sido la marcha pro igualdad un foco de contagio, pero parece bastante claro que lo fue. La prueba está en que a los pocos días de la celebración enfermaron miembros del gobierno y políticos, entre otros Irene Montero, Carolina Darias y Begoña Gómez. Las marchas podían haber sido aplazadas para evitar contagios, pero no fue así. Alguien persistió en su celebración. Ya es tarde para arrepentirse. Ahora, a confiar en que las infecciones no aumenten más de lo previsto.

El murciélago, transmisor del coronavirus
Con las pestes no se juega. Y menos aún con un virus en gran parte desconocido. Nos llegó de China hace meses, pero entonces no se establecieron medidas de prevención. Ahora estamos pagando las consecuencias de un  crecimiento exponencial de la enfermedad por todo el territorio ibérico. No es coña, no, este maldito virus. Surgió en Wuhan, dicen que de la comida de serpientes infectadas con el corona de los murciélagos, lo cual parece probable. Y asusta. Digo asusta, sin pretender exagerar, porque nos vuelve a venir del mundo animal y también de Asia, como ocurrió en el medievo con la peste negra, la que mató a millones de personas produciéndoles tremendos bubones en el cuerpo hasta acabar con sus vidas.

La pulga del bubón
La peste bubónica o negra se la transmitieron al ser humano pulgas procedentes de las ratas. Entonces la mortandad en Europa llegó a cifras astronómicas ya que a la enfermedad se añadió la falta de higiene propia de la época. Hoy gozamos de una higiene magnífica y de una sanidad de enorme prestigio, no podemos compararnos con la situación social del siglo XIV, pero, para comprobarlo, nos faltaba conocer el comportamiento de los ciudadanos. Y de momento es ejemplar, hay que admitirlo. Aunque como en toda regla, tiene algunas excepciones. Respetamos el estado de alarma permaneciendo confinados en nuestros domicilios para evitar contagios. El individualismo, una de las tendencias más acusadas de nuestra idiosincrasia, pasa a ser ahora acusación injusta ante la aceptación masiva de un régimen de vida duro impuesto por el Gobierno. Cumplimos con lo establecido en el real decreto, al menos la mayoría, pero falta por saber si es por solidaridad, por respeto a las leyes para librarnos de multas o prisión, o por miedo al virus de Wuhan, esa partícula que parece el icono de sol observada al microscopio.
Coronavirus. Una particula de
aspecto solar

Los científicos apunta al murciélago como transmisor de este virus. Fue el causante del brote de SARS en 2003 y ahora ha vuelto con mayor agresividad. En muchas de mis incursiones en cuevas estudié el comportamiento de estos quirópteros, únicos mamíferos voladores. Anillé a un buen número de ellos para conocer sus migraciones. Me gustaba verlos evolucionar dentro de oscuras galerías de caliza y tocar su suave pelaje. Por otra parte, el gesto agresivo de su rostro nunca me asustó. Sufrí más de una mordedura, pero sin infección. Quizá haya sido porque no eran murciélagos de Wuhan. Estos sí que anidan en su cuerpo el virus mortal que tanto amenaza a los humanos. Así que, cuidado, extremen las precauciones y sigan al pie de la letra los consejos de médicos y científicos. Estamos plenamente en sus manos.- JT