viernes, 2 de octubre de 2020

Jurar o prometer, y despreciar lo aceptado

Jurar o prometer son dos términos que tienen el mismo significado, el mismo grado de responsabilidad para quienes los utilizan. Un testigo no puede mentir ante el juez por mucho que prometa o jure no hacerlo. Estaría expuesto a una pena de prisión. La promesa, en estos casos, tiene la misma responsabilidad moral y jurídica que el juramento. El uso de una u otra fórmula es cuestión de ser ateo o creyente. El primero suele prometer, el segundo jurar. Ahora bien, en el mundo de la política se transgrede de manera manifiesta y descarada lo prometido en una toma de posesión, cuando tanto los nuevos altos cargos como los representantes del pueblo en las Cortes tienen la obligación de prometer o jurar de acuerdo con la ley y observar absoluto respeto al compromiso que han asumido.

(ConNuestroPeru.com)

Estos días vemos cómo algunos miembros de Gobierno toman su promesa por el pito del sereno. Y lo más indignante es que no pasa nada. Se levanta mucha polvareda informativa, se acalora el clima en los debates mediáticos, pero no ocurre nada más, no hay ninguna acción legal contra tan ignominiosa falta de respeto a la ley. Aunque de cuando en vez aparece un jurista progre que interpreta la libertad de expresión a su manera, para poner en duda la ilegalidad de tan infame desprecio a nuestra Constitución y demás leyes y, por ende, a los ciudadanos. Estamos bajo la égida insoportable de insolentes personajes, propios de novelas cervantinas, lejos de la realidad social y económica de nuestros días. Novelas de pícaros, golfos, mentirosos y falsarios. Unos por estrategia política, otros por consentimiento, resquebrajan con su intolerable proceder la España tranquila y productiva de los últimos cuarenta años.

Cayó Quim Torra  

Firme sentencia del Tribunal Supremo, en mi opinión merecida, pero corta, la impuesta a un político que lleva tiempo ofendiendo a sus compatriotas españoles de palabra y obra con insultos como bestias carroñeras, hienas, etc. Quim Torra el Inhábil se cree un ser superior, no sé por qué, cuando él no destaca en nada, ni tan siquiera en política, solo en secesión, no sabe gobernar, ahora levanta el puño, ¿ya es comunista? Vaya vaya, !qué ingenuidad! Desobedeció la ley y esta le cayó encima: año y medio de inhabilitación para ejercer cargo público y multa de 30.000 euros. Poca condena si se tiene en cuenta su arrogante actitud de desobediencia reiterada a la justicia. El telón se corre, pues, tras una desastrosa etapa de gobierno, pero el actor principal se lleva en la mochila el sustancioso retiro de los ex: un ochenta por ciento de su sueldo anual de 153.235 euros. Y cuando se jubile, más de 90.000. Todo un chollo. No debe de extrañar que haya tanto candidato a cargo público de alto nivel.- JT