lunes, 5 de septiembre de 2022

No acusemos a las vacas del cambio climático

Dejen en paz a las vacas. No dañan ni calientan
 el clima por mucho metano que emitan
A las vacas, pobrecicas, no las dejan en paz. Si antes fueron los políticos de Bruselas quienes denunciaron en 2019 el efecto negativo de sus flatulencias sobre el clima, ahora le toca reafirmar esa acusación a una señora gallega del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Lo ratifica en su libro ¿Qué tienen que ver las vacas con el cambio climático? Pues, según ella, bastante. Porque para la autora, el metano de sus flatulencias y eructos, y el estiércol, contribuyen a concentrar gases de efecto invernadero. Ya lo expresaba aquella comisión de políticos y expertos bruselenses, sobre cuyo contenido publiqué en este blog una entrada titulada "El deliro del clima..." Difundieron un comunicado con la intención de proponer un impuesto a los ganaderos por la influencia de sus animales en el calentamiento global .

Sin embargo, la autora a la que hago hoy referencia viene a decir que en realidad no son las vacas las que perjudican nuestro clima, si no la manera en que se crían. Porque, gracias a ello, digo yo, podemos comer buena carne y en abundancia. Reducir su consumo, estima la científica, sería beneficioso para que el clima deje de ser una amenaza sobre nuestras vidas. Claro, habría menos calor, menos sequía, los glaciares perderían menos hielo y la energía hidroeléctrica estaría bien abastecida por el agua de los embalses. Pero reducir el consumo de carne exigiría sacrificar a una buena parte de nuestro ganado. Claro que sí. Y me pregunto si quienes investigan los factores que influyen en el cambio climático reparan más en las vacas que en el ser humano, porque en la Tierra viven casi ocho mil millones de personas, mientras que el número de vacas se calcula en unos mil millones y medio.

Así que, de reducir, habría que hacerlo, digo yo, tanto en una especie como en la otra. En la animal, con sacrificios, y en la humana, con planes rigurosos que frenen y reduzcan la natalidad (en especial en China e India). Pero, sobre todo, controlando y reduciendo con eficacia y cordura la emisión de gases de efecto invernadero de la industria y la automoción. ¿Es eso lo que queremos? ¿No será que en cuestiones de cambio climático hay opiniones muy dispares? ¿Se estudian bien y a fondo los efectos del sol y los volcanes sobre el calentamiento de la Tierra, más que los de las flatulencias del vacuno? Y siguiendo con las vacas, ¿no es infinitamente mayor el número de flatulencias del ser humano que el de esos animales? Porque, a decir verdad, también el hombre emite buenas cantidades de metano a la atmósfera. 

En resumen, dejemos en paz al ganado y a sus cuidadores, sigamos investigando sin prisas ni pausas, con eficacia en el hacer y prudencia en el decir, las causas fundamentales del calentamiento global. Niño y Niña, Sol y volcanes nada tienen que ver con las vacas, hermosos animales que nos dan fortaleza y vida. Ellos son, pues, según muchos expertos, los principales causantes de la alteración del clima que debemos soportar, por caluroso y seco que sea.- JT