martes, 26 de febrero de 2019

El "procés": Las manos que mueven y mecen las masas

Cuixart (AFP)
  ¿A usted no le causó vergüenza ajena escuchar las declaraciones del señor Cuixart en el juicio del procés? Este empresario catalán, presidente de Òmnium Cultural, tiene más cara que espalda. Es independentista al cien por ciento, catalán al mil por mil y demócrata a paladas. De sus declaraciones se deduce que esas actitudes le impidieron ver lo realmente ocurrido en los últimos años. Para él, en Cataluña no hubo más violencia que la de las fuerzas del orden. Los demás, los manifestantes, fueron pacíficos ciudadanos ansiosos de expresar sus deseos de soberanía, pues no tenían otro objetivo. La conclusión a la que llega cualquier observador imparcial conocedor de los hechos es la de que este señor tiene un morro que se lo pisa.
        Para Jordi Cuixart, el derecho a manifestarse es inviolable. Y, claro, le asiste la razón. Es inviolable porque en España funciona el Estado de Derecho; funcionan las leyes, dando amparo a ideas y libertades, muy en especial a la de expresión. Por eso ni él ni los demás procesados que le acompañan en el banquillo son presos políticos, sino presuntos transgresores de la ley y de los mandatos de los tribunales de justicia, aunque a ellos les interese más difundir urbi et orbi lo contrario, es decir, sus estatus de presos políticos, afirmación usada para reclamar la solidaridad internacional y el desprestigio del Estado español. 
Forcadell (AFP)
Pero no lo conseguirán -así lo espero- estos memes de la política catalana, creados por el soberano dirigente que todo lo sabía, todo lo dominaba y todo lo prometía, el Pujol, también un Jordi, matrioska madre de la que salieron otras de menor tamaño político como Mas, Puigdemont y Torra. Tras escuchar en el juicio del procés las declaraciones de los dos Jordis (Sánchez y Cuixart), me ha quedado claro que tanto la ANC como Òmnium son dos brazos al servicio de los dirigentes independentistas que mueven multitudes en Cataluña. Mueven y mecen a esas masas vocingleras, violentas unas, inquietas otras, pero todas amenazadoras e insultantes, aunque para el señor Cuixart y demás procesados son ciudadanos pacíficos que, como los perros ladradores, hacen mucho ruido pero no muerden. 
  Por su parte, la señora Forcadell se mostró buena, bondadosa, cuasi beatífica como monjita incapaz de matar una mosca. Negó las acusaciones más graves, mostró una actitud arrogante, como el resto de sus compañeros, y trató a la fiscal con cierto aire de superioridad y altanería. Después de todo lo que he visto y oído en el juicio a estos soberanos engreídos me quedo con una conclusión: que los demás españoles, como dejó escrito Joaquim Torra, somos hienas, bestias con figura humana que destilan odio. O quizá tontos, vagos y zotes. Cada vez que abren la boca, los procesados pierden la oportunidad de defender su seriedad y franqueza, si alguna tienen, e incrementan en los demás el deseo de que caiga sobre ellos todo el peso de la ley.- JT