lunes, 19 de junio de 2023

Los egos y malas reacciones de algunos políticos

Xavier Trias
¡Lo que hay que oír! Uno espera de los políticos comportamientos serios y comedidos, sin el uso de exclamaciones y acusaciones propias de personas impulsivas. Pero a diario vemos que no es así. Hay quienes no saben perder, como es el caso de Pedro Sánchez, quien tras los exiguos resultados de su partido en las pasadas elecciones no apareció en público en toda la noche electoral. Tampoco tuvo la cortesía de felicitar a sus adversarios ni a sus victoriosos compañeros socialistas de manera inmediata.

Padecer de narcisismo es un defecto emocional. Cuando uno se cree con derecho a obtener lo que quiere, porque se siente superior a los demás, va por mal camino, y peor todavía si es en el mundo de la política. Buscar el éxito careciendo de empatía es un procedimiento que generalmente conduce al fracaso. Lo hemos visto repetidas veces en la historia, y seguimos viéndolo en la actualidad. Hay líderes que se creen tan superiores a los demás, que no son capaces de llevar un comportamiento sin jactancia y sin autoadulación. En el fondo son egos frágiles que tratan de aparentar una superioridad de la que carecen.

El señor Sánchez ha retado a nueve sesiones de cara a cara al señor Feijoo. Si este acepta los nueve debates televisivos, mala cosa. No olvidemos el comportamiento de Sánchez en ocasiones anteriores. Por ejemplo, cuando en 2016, en un cara a cara con el entonces presidente Rajoy le llamó indecente, usando tono y voz agresivas, tratando de descalificar a su adversario ante millones de telespectadores. Días más tarde rectificó, pero hizo un matiz: admitió equivocarse en la forma, mas no en el fondo. Es decir, que Rajoy no era un político decente. ¿Y Sánchez lo es?

El ego está muy presente en algunos líderes. Caso reciente es el del candidato independentista a la alcaldía de Barcelona, el señor Xavier Trias, quien a sus 76 años no ha logrado aún desarrollar plenamente una conducta serena y cabal. ¡Lo qué hay que oír!, repito. Y lo oí. Y lo oyeron millones de españoles cuando, durante el acto de elección del nuevo alcalde de la Ciudad Condal, el independentista antes citado dijo a sus adversarios: “Si no salgo alcalde, que les den a todos”. Y no salió. Mala frase, mal tono y mala forma de aceptar el fracaso. Día a día vamos viendo cómo egos y narcisos proliferan en el mundo de la política. Y lo cierto es que, si seguimos soportándolos, aviados vamos.- JT