martes, 26 de junio de 2018

Sánchez recibe su bautizo de líder europeo

        Pedro Sánchez ha recibido ya su bautizo (con perdón) europeo como presidente del Gobierno de España. Sus encuentros con Macron y con Angela Merkel son el mejor reconocimiento a una nación fuerte y poderosa, soleada y gentil, bulliciosa y alegre: turística por excelencia. Mas no crea don Pedro que tan alto honor se deba a su persona, no. Sería una ingenuidad. Porque en política exterior no priman los personajes, sino aquello que representan. Y en este caso nuestro presidente representa mucho, nada menos que a España, a la España grande y saludable, aunque sufra hoy una crisis territorial y social que viene desgastando su poderío.
Sánchez y Angela Merkel en Berlín (Foto Efe)
        He de confesar sin rubor que siento cierta admiración por don Pedro, un fondista que se ha ganado deportivamente los apelativos de pendemolinos y trepapeñones. Pero, ¡quietos parados!, que no hay ánimo de ofender a mi señor ni ganas de lanzarle mostacilla. Solo pretendo simular la práctica deportiva aplicada a la actividad política. Digo pues que, si un buen día Sánchez pendió de un aerogenerador con doble cuerda, bien asegurado por el aventurero Jesús Calleja y sus compas, para un programa de Cuatro, hoy el éxito de su gestión pende de unos nacionalistas que si no les da lo que reclaman, estén o no justificadas sus exigencias, lo dejarán caer. Los catanazis exigen independencia; también los filobatasunos. Unos y otros aumentan sus escaramuzas contra la legalidad vigente para probar suerte y lograr objetivos. Y ahí están la ministra Meritxell Batet y el propio Sánchez anticipándonos con sus declaraciones el curso que van a seguir los acontecimientos: cambios en la Constitución, acercamiento de presos a cárceles de sus regiones, cesiones de tributos, etc.
        Pienso que a don Pedro le ha sido más fácil y menos arriesgado subir a la presidencia de España que a la cima del Peñón de Ifach, a la que llegó protegido también por Calleja, mostrándonos una capacidad de aguante propia de gran fondista. Pero trepar peñón poco o nada tiene que ver con trepar gobierno. En la subida a la roca se puede perder la vida. En la del Gobierno, el riesgo no llega a tanto y, además, en caso de caída las lesiones quedan compensadas con un bien retribuido retiro de por vida.
        Frente a la actitud poco clara y el, al menos, aparente entreguismo que  vienen evidenciando don Pedro y la señora Batet, la ministra de Defensa Margarita Robles no parece claudicar ante ese adversario cómplice del empujón a Sánchez hacia La Moncloa. Dijo esta ministra cosas muy sensatas sobre nuestros Ejércitos. Arengó a sus mandos a seguir velando por la unidad de España, y exaltó las labores de paz y ayuda de nuestros militares en el extranjero. Item más, a doña Margarita no le dolieron prendas cuando, siendo ya ministra, en declaraciones públicas, defendió desde sus amplios conocimientos jurídicos nuestra Constitución. Sí, defendió esa Carta Magna que catalanes y vascos respaldaron plenamente en su día y a la que hoy muchos de ellos le hacen ascos porque les impide separarse de España.- JT