martes, 14 de enero de 2025

Maduro y Putin, dictadura y autocracia

Maduro y Putin (Foto Reuters)

 Que Nicolás Maduro haya ocupado de nuevo la presidencia de Venezuela es un hecho censurable. Basta con conocer los resultados electorales de ese país para calificarlo de actuación fraudulenta. No solo la oposición, sino también numerosos países, tienen la absoluta certeza de que los resultados electorales le dieron una amplia y clara ventaja a su opositor, Edmundo González Urrutia. A pesar de ello, el deseo de Maduro, un exsindicalista y exconductor del metro de Caracas, además de personaje político de la izquierda chavista con la que fue parlamentario, ministro y vicepresidente del gobierno venezolano, digo que, a pesar de su fracaso electoral, tomó posesión para no perder el liderazgo de dictador.

Si la vuelta al poder de ese electoralmente fracasado político se produjo por sus deseos de seguir gobernando Venezuela, también influyó en él el apoyo de países como Rusia, China e Irán, y alguno de Latinoamérica, todos ellos partidarios del dominio de sus naciones por dictaduras de izquierdas. Hay países parecidos electoralmente al de Venezuela. Tenemos un ejemplo en la II República Española. Se sabe que en el año 1936, la izquierda sociocomunista se hizo con el poder a pesar de que hubo ciudades y municipios donde la derecha había obtenido más votos que su oponente, pero este los manipuló para lograr el dominio de España. Entre los fraudes cometidos en esas elecciones hubo al menos provincias como las de Cuenca y Granada, cuyos resultados electorales fueron manipulados con el fin de impedir la gobernabilidad de la derecha.

Rescoldos democráticos

Que hoy en día Vladímir Putin respalde a Maduro es, en mi opinión, una tragicomedia. A diario, su actuación como presidente trata de mostrar al mundo que Rusia vive en una democracia. Y tiene una explicación que ese régimen mantenga rescoldos democráticos. Rescoldos que son del principio del cambio político, cuando desaparecida la Unión Soviética, y llegados ya al año 1999, Putin pasó a ser presidente interino de su país tras la renuncia de Yeltsin, y en el 2000 fue elegido presidente de Rusia, cargo que mantiene desde hace veinticuatro años.

Desaparecida la URSS, la democracia comenzó a ser aceptada por los rusos, en su mayoría alejados ya del comunismo. Y Putin trató de implantar una democracia que poco o nada tiene ya de verdadera. Comenzó su mandato elegido por el pueblo, es decir, democráticamente. Fueron pasando los años, pero el régimen de Rusia no tardó en convertirse en autocracia. Quiero decir que Vladímir Putin inició su éxito electoral respaldando la democracia, pero con la intención de convertirla en autocracia. Así domina hoy a su pueblo, y así respalda a políticos como el dictador Maduro. El autócrata es un dirigente de poder absoluto, que toma sus decisiones sin contar con nadie. Y el dictador, un gobernante que domina todo en su país, restringiendo la libertad y también los derechos fundamentales de los ciudadanos. Que Putin respalde a Maduro parece una decisión incontrovertible. Pero así es, porque la autocracia y la dictadura tienen suficientes similitudes para respaldarse y apoyarse mutuamente quienes las ejercen.- JT