martes, 16 de junio de 2020

Zapatero, Cañizares y Belarra, cada uno en lo suyo


Flaco favor le hace Rodríguez Zapatero a su partido cada vez que abre la boca. Ahora le toca a Ciudadanos. Justo cuando esta formación liberal apoya al PSOE, en el Estado de Alarma, va el expresidente y dice que ese grupo político fue uno los peores experimentos de la democracia. Por si no fuera bastante, arremete también contra Felipe González por decir que el actual Gobierno es como el camarote de los hermanos Marx, o sea, el pequeño camarote de la película Un día en la ópera donde los protagonistas ironizan sobre cuánta gente puede caber en él. ZP es todo un ex de nefasto recuerdo como presidente de Gobierno. Ahora vamos conociendo con mayor precisión las incapacidades y la estrechez intelectual de un político que de haber seguido en la presidencia del país, hubiera liquidado definitivamente el bienestar y los avances sociales y económicos de España.

Cañizares y el diablo

Hasta las personas más serias y honorables pueden perder el norte cuando se viven situaciones extremas. Es el caso del cardenal Cañizares. Alguien le mostró la revista Science, en muchos casos más dada a la venta que al rigor científico. Y el bueno del prelado picó y se hizo eco de lo que se dice en uno de sus artículos: obtener vacunas contra el Coronavirus utilizando células fetales de abortos. Sí, hubo casos del uso de esas células, pero procedentes de abortos terapéuticos. Nadie desea matar seres humanos para salvar la vida de otros de la misma especie. El arzobispo se pasó, pues, cuatro pueblos en su denuncia. Pero, aún sabiendo que se trataba de un bulo, me ha llamado la atención que tan ilustre personaje recurriese a satanás. El demonio existe en plena pandemia -dijo-, intentando llevar a cabo investigaciones para vacunas. El demonio es un personaje pasado de moda. Se usó durante siglos para amenazar y asustar a quienes pecaban, pero hoy su cita suena a broma y más en boca de un ilustre religioso como monseñor Cañizares. Hace tiempo que pasamos del oscurantismo, de la ignorancia severa de los pueblos sometidos por la religión, a un estado de incredulidad y moral decadente. Demonio suena a viejo, a caduco, a broma. En su lugar tenemos sinónimos como maldad, malicia, malicioso que definen bien a ese diablo que monseñor nos ha vuelto a poner de actualidad.

Belarra, incultura evidente

Ione Belarra, secretaria de Estado para la Agenda 2030 y diputada nacional de Podemos, es una joven de aspecto espabilado y palabra fluida. Usa en sus intervenciones discurso palabrero, pero soportable. Tenía de ella una imagen de política culta y preparada para afrontar dignamente su papel institucional. Pero después de ver la rueda de prensa que dio hace tiempo, cuyo contenido circula hoy por las redes sociales, cambió la valoración que tenía yo de esta pamplonesa. La creía culta, pero no, me ha desengañado al oírle decir al menos un par de veces Felipe Cuarto al referirse al rey. No sé si habrá aprendido, pero en la rueda de prensa dejó de manifiesto su ignorancia en la lectura de los números romanos. Es evidente que desconocía que cuando la i mayúscula va después de la uve, es sexto, y cuando va delante, cuarto. Elemental hasta para un pipiolo de estudio medio. ¿Lapsus? Dicho una vez, puede que sí; repetido, incultura manifiesta. Si todo lo que tenemos ahí arriba anda por esos niveles, habrá que pedir que se pare el mundo y huir lejos, muy lejos de este país de votantes aborregados y de políticos de mucha labia y precaria preparación para gobernar. Cortitos de mente, que diría mi viejo amigo Don Gerva.- JT