martes, 4 de noviembre de 2014

La España pringada de corrupción en la política

Saben aquel que dice…

El ministro alemán de vivienda y su homónimo de Brasil están tomando café en la terraza de un bar en Berlín. Hablan de las ventajas del cargo público, de los beneficios que puede proporcionar, y en esto va el alemán y le dice a su colega brasileño:

-- Sí, tenemos ventajas, somos seres privilegiados. Mira, mira ahí enfrente. ¿Ves ese gran edificio?

--¡Impresionante! –exclama su interlocutor-. Debe de haber costado una pasta… Por lo menos doscientos millones de euros.

--¿Te gusta? Pues hablando de ventajas puedo decirte que el tres por ciento de ese dinero está aquí –responde el alemán palpándose  el bolsillo derecho de la chaqueta.

Meses después es el alemán quien visita en Río de Janeiro a su homónimo. Vuelven a conversar en la terraza de una cafetería sobre los chollos del cargo público, las ventajas y sinecuras del político, a lo que el brasileño añade:

--¡Vaya si tenemos ventajas! Mira ese gran edificio del otro lado de la bahía. ¿Lo ves? 

--¿Cuál? –responde curioso el alemán.

--¿Ese enorme rascacielos?

--¿Rascacielos…? No veo nada –asegura intrigado el alemán.

--¡Cómo lo vas a ver! –exclama sonriendo el brasileño. Y añade, palpándose el bolsillo izquierdo de su chaqueta-: El cien por ciento de su coste está aquí.

Es un chiste, mas la realidad supera a veces al humor. España es el octavo país con el mayor número de partidos políticos corruptos. Lo dice Transparencia Internacional, un organismo con sede en Berlín dedicado a detectar el nivel de corrupción en 180 estados. Dinamarca es el menos corrupto y Somalia el más corrupto.

El toma y daca de la corrupción (De CB24)
Pero no nos asombremos. Siempre hubo corrupción y la seguirá habiendo. El escritor italiano Carlo Dossi decía que está presente en todos los hombres y que “solo es cuestión de cantidades”. Y digo yo que en unos más, en otros menos, la tendencia a obrar con ilicitud, sobre todo en cuestiones de dinero, la llevamos dentro. La honradez y la solidaridad humanas no son asignaturas de nuestro sistema educativo cuando debían ser de obligado conocimiento. Si no existieran leyes, aquí nadie pagaría impuestos. Y bien necesarios que son en la desarrollada sociedad occidental  si quiere mantener sus niveles de bienestar.

Bakunin, filósofo anarquista, afirmaba que si ejercer el poder corrompe, someterse a él degrada. De su sentencia se puede deducir que la resignación al poder degradaría a la persona. O sea, que todo poder está corrompido por naturaleza. Bueno, creo que no es así. Hay que tener en cuenta que este impulsor del anarcocolectivismo vivió en un siglo, el XIX, lleno de desigualdades y de luchas sociales por la conquista de las libertades y derechos de la persona. Hoy el poder no corrompe per se. Lo corrompen quienes no son capaces de hacer compatible la política y la moral y quienes actúan con una doble moral.

Estos días España parece estar llena de corruptos. Derecha, centro e izquierda, sean del Estado central o del periférico, todos tienen en sus filas individuos desafectos a la moral y a la solidaridad. Prevaricación, malversación de dinero público, tráfico de influencias, enriquecimiento personal con dinero de todos, mentira, ocultación, falsificación documental… muchos son los delitos e ilicitudes que emergen a la luz pública en los últimos años. Aún así, tomar la parte por el todo me parece un error. Porque donde se forman esas tribus de sujetos carentes de dignidad y vergüenza hay muchos más políticos serios y honrados, que están enzarzados en la dura tarea de mantener el bienestar colectivo.
Algunos se llevan dinero a sacos

En este panorama, pringado por unas minorías, no debe sorprender el avance de Podemos. Si los ciudadanos ya estaban indignados por ser víctimas de una crisis de la que no son culpables, su malestar crece a medida que afloran nuevos casos de corrupción en la casta política. No resulta pues extraño que las encuestas den mayoría al joven Iglesias. Los participantes ven reflejada en sus palabras la indignación por el empobrecimiento social, mientras minorías elitistas incrementan sin pudor sus caudalosas fortunas. Más que apostar por el marxismo de Iglesias, quienes dan su respuesta al encuestador, que no son tontos y saben que la mayor parte de la promesas de Podemos son irrealizables, lo que hacen es mostrar su soberano cabreo por el comportamiento de los grandes partidos.

La corrupción la ha habido siempre, como dije en párrafo anterior, y seguirá habiéndola. Forma parte de la naturaleza humana, en mayor o menor medida, en mayor o menor control. Ya en la antigua Roma la denunció Catón el Viejo con una sentencia que se puede aplicar a la sociedad actual. Decía este sabio romano de intachable moral que estamos poseídos del lujo y de la avaricia; en público hay pobreza, pero en privado opulencia. ¡Y qué razón tenía! En la España de hoy, la avaricia y el lujo conducen a banqueros y políticos amorales a vivir en la opulencia a costa de los demás.- JT