Los ciudadanos no vemos ni estabilidad ni apoyo a nuestro estado de bienestar, alcanzado tras muchos años de esfuerzos y sacrificios. Todos los precios han aumentado, en especial los de la energía, alimentación y combustibles que son tres factores clave para la normalidad económica de un país. El aumento ya permanente de los combustibles es tremendo. Los precios han ido bajando poco y lentamente desde su máxima subida, pero se mantienen aún muy por encima de las posibilidades económicas de los ciudadanos. Los sueldos aumentan para gobernantes y funcionarios, pero en términos generales no lo hacen en la misma medida para las personas que trabajan por cuenta ajena.
Es muy fácil quitarse el muerto de encima echando la culpa del duro cambio socioeconómico a la guerra de Ucrania y a la pandemia del virus chino, como elementos principales de la preocupante situación de España. Para nuestros gobernantes no parece haber otras causas. Consideran acertada su política, en especial la que favorece a sus socios de Cataluña y el País Vasco. Y esos nuevos partidos, IU y Podemos, liderados por señoras como las ministras Yolanda Díaz, Ione Belarra e Irene Montero, se creen portadores de la solución a los graves problemas del país, cuando en realidad lo que vienen haciendo es aumentar su gravedad hasta extremos que conducen a los españoles a la ruina.
La política desarrollada por los actuales gobernantes y sus socios no es, pues, ni ciencia, ni diplomacia, ni la aplicación de un programa dirigido a facilitar el bienestar de todos. Y digo todos, incluyendo a los más necesitados, que son ya muchos millones. Si en su política sólo ponen el énfasis en perjudicar a los empresarios, como están haciendo desde que llegaron al poder, parece evidente que llevarán el país al abismo. Sin empresas no hay trabajo, y si aumenta aún más el número de parados caminaremos hacia un estado de malestar poco frecuente en la Europa actual. Porque el buen gobierno no se obtiene aplicando doctrinas como el comunismo, para imponer un cambio social. Hay que ayudar a todos, a empresarios y trabajadores, a las clases altas, medias y bajas, y en especial a los más humildes, a mantener un estatus socioeconómico que les permita vivir en un estado de tranquilidad y seguridad, y no en un país dominado por la injusticia social y el deterioro económico.- JT