lunes, 4 de julio de 2022

Los gigantes que arruinan nuestras economías


Son molinos, mi señor...
--Ves allí, amigo Sancho Panza, a treinta o pocos más desaforados gigantes con quien pienso hacer batalla y quitarles las vidas, y con sus despojos comenzaremos a enriquecer, que esta es buena guerra.
--¿Gigantes? -respondió Sancho.
--Sí, aquellos que ves allí, de los brazos largos.
--Mire vuestra merced -dijo entonces Sancho-, no son gigantes sino molinos de viento, y lo que en ellos parecen brazos son las aspas, que volteadas por el viento hacen andar la piedra del molino.
--¡Son gigantes!, y si tienes miedo quítate de ahí porque voy contra ellos en fiera y desigual batalla.
Dicho esto, don Quijote se lanzó contra los molinos gritando "Non fuyades, cobardes y viles criaturas, que un solo caballero es el que os acomete."

Levantose viento y las aspas de aquellos molinos comenzaron a moverse. Al verlo, el caballero de La Mancha les espetó: "Pues aunque mováis los brazos, me lo habéis de pagar." Se encomendó de todo corazón a su señora Dulcinea, pidiéndole que le socorriese y, bien cubierto de su rodela, lanza en ristre, arremetió a todo galope, a lomos de Rocinante, contra el primer molino, dándole una lanzada en el aspa. El viento rechazó la lanza con tanta furia que la hizo pedazos y se llevó tras sí al caballo y al caballero, cuyos cuerpos quedaron rodando muy maltrechos por el campo.

El calcetín del viento señala nuestra ruina 
 Si la lucha del caballero de La Mancha resultó infructuosa, tanto más lo es hoy la de los ciudadanos frente a las empresas energéticas. Estas son los gigantes. Apenas ceden en su deseo de obtener grandes beneficios. Mientras, esos molinos que don Quijote no supo ver, gobernantes de una España en dura crisis económica, aceleran el movimiento de sus aspas para rechazar la reducción drástica de unas elevadísimas tarifas que están vaciando nuestros bolsillos. Los precios de los combustibles, del gas y de la electricidad son elementos motrices de una desorbitada inflación, cuyos efectos están destruyendo las economías familiares, las pequeñas y medianas empresas y, sobre todo, el bienestar que tantos años y esfuerzos costó conseguir a los españoles. 

El señor Feijoo propuso al presidente Sánchez corregir su política económica y compensar la inflación con rebajas fiscales a las rentas medias y bajas. También, ayudas económicas directas a quienes menos ingresos tienen. Pero proponer a ese político algo que no salga de su propia mente es como intentar convencer al Quijote de que los molinos no son gigantes ni brazos sus aspas. Al final, los más desfavorecidos económicamente acabarán, como el caballero de La Mancha y su Rocinante, rodando maltrechos por los campos, pueblos y ciudades de nuestra arruinada España.- JT