lunes, 2 de mayo de 2022

Los tabernarios de calle y pandilla

Los parroquianos de la taberna estaban bastante alterados cuando entré en ella. Unos y otros discutían, levantaban la voz, había cierta tensión en el ambiente. Me senté en la mesa habitual, pedí una radler, cerveza limonada, y traté entonces de saber de qué iba la discusión. Entre gritos oí las palabras callejeros, pandilleros, pandilla, callejuelas... ¿Pero qué les pasa a estos compas tabernarios? No tardé en averiguarlo. Discutían sobre si la Ayuso, presidenta de Madrid, había estado hoy bien o mal durante su presentación del programa para la presidencia del PP de Madrid, al inclinarse por un PP "callejero y pandillero", capaz de hacer frente al proyecto de Pedro Sánchez.
Isabel D. Ayuso. El periódico

¿Es aceptable que toda una presidenta de comunidad autónoma use expresiones de ese calado, o más aún, que pretenda convertir a sus compañeros/as de partido en callejeros y pandilleros? Los adversarios no tardaron en aprovechar la oportunidad para darle caña a la Isabel. Callejeros, pandilleros, ¿por qué no?, digo yo. ¿Qué tienen de mal esas expresiones? ¿Os quedáis sólo con el sentido negativo de las palabras? En las tertulias matinales escuché los reproches dirigidos a Ayuso por algunos participantes, en especial los de una moza de gesto agrio, amargo, que no pierde oportunidad para darle caña, con o sin razón, a todo lo que es centro o derecha. Mas del adversario no cabe esperar otra cosa. Aprovecha cualquier ocasión para contribuir al derribo político de la lideresa madrileña. Su personalidad, y el afecto que le tributa la inmensa mayoría de los madrileños es un gran peligro para los planes de Sánchez y ministras de mantener su presencia aeternum en el gobierno de España.

Callejero es alguien que gusta de andar por la calle. Lo somos todos. Todos somos caminantes, no necesariamente vagabundos. Así que Ayuso desea, entiendo yo, que sus compañeros de partido usen la calle, que se relacionen con todas las bondades y peligros que tiene. Callejear es moverse, no estar parado, no permanecer inamovible a la espera del triunfo. A su vez, la pandilla es sinónimo de unión, de grupos de amigos que se juntan para divertirse o simplemente por tener afinidad entre ellos. Con el uso del adjetivo pandillero, la presidenta está llamando a la unión, al entendimiento, y sobre todo a fortalecer la defensa de un ideario, de un programa, desde una posición política en favor de todos los españoles. Buscar los tres pies al gato, relacionando el adjetivo con actividades grupales negativas, es pura estrategia dirigida al derribo del adversario.- JT

3 comentarios:

Agapito dijo...

La tele nos tiene acostumbrados a los pandilleros y callejeros pero suele tomarlos en gran parte como ejemplos negativos buscando al pobre, al desamparado e incluso al delincuente. Callejeros es otra cosa cuando le añaden la palabra viajeros, entonces suelen presentarnos a españoles de la tierra del exterior. Ocurre que entre los periodistas de tertulia toman esas dos palabras según la tendencia política de cada uno. Por eso vemos estos dias como usan esos términos para darle caña a la presidenta madrileña. Tenemos una clase periodística muy minada por las ideologías sobre todo las de izquierda.

Margarita dijo...

Callejeros viajeros es un buen programa de la Cuatro, lo veo siempre y me gusta.No tiene nada de negativo, es más bien un espacio entretenido y bien hecho. La única pega que le pongo es que pasan las imágenes con tanta rapidez que uno se queda siempre con las ganas de ver las cosas un poco más despacio, sin tanta prisa. Así que a mí me gusta mucho callejear ¿vale?.

Una tabernaria de pro dijo...

Pandilleros, callejeros, más o menos todos los somos. No gusta andar por la calle y también disfrutar de la vida con nuestra pandilla, así que déjense de criticar a la señora Ayuso, fomentan aversión contra ella quienes ven en doña Isabel una indiscutible competidora política, callense ya, dejen de importunarle porque tarde o temprano cuando haya elecciones los madrileños la votaremos a ella y a su partido por muchas zancadillas que le pongan.