lunes, 30 de marzo de 2020

Los médicos exigen test y participar en las decisiones

El Consejo General de Médicos de España le acaba de dar un pantocazo al Gobierno en todo el morro. Iba siendo hora, porque una gran parte de las víctimas del coronavirus son profesionales de la sanidad, médicos, enfermeros, hombres y mujeres que dan lo mejor de sí para cuidar a cientos de miles de personas afectadas por el virus. Parecía que tan importante colectivo profesional pasaba del tema, dejándolo en manos de los gobernantes, pero no, no es así. Hay reacción seria y dura; reacción imprescindible para frenar el aumento de víctimas.

Falta protección frente al virus
Que a lo largo de la historia de la humanidad haya habido pestes con millones de muertes puede entenderse por la escasez o falta de medios de prevención y terapéuticos. En el medievo, y ya no digamos en la antigüedad, las pestes arrasaban pueblos, ciudades y países, dejando un número de muertes difícil de precisar, aunque los estudiosos les han puesto cifra. El mundo no era una aldea global, como lo es hoy, comunicada en su totalidad por tecnologías impensables en los tiempos de la Peste Antonina (unos 5 millones de muertes) o de la Peste Negra (hasta 200 millones), por citar dos ejemplos. Además, en la época romana y en el medievo, los virus tenían el campo abonado para propagarse por falta o escasez de higiene en todos los ámbitos y, evidentemente, por la inexistencia de vacunas, antibióticos y otros medios como los actuales para combatir las enfermedades.

Deficiente gestión de la crisis
Que a los emperadores de la Italia romana se les haya ido de las manos el control de la llamada Plaga Antonina, procedente de Egipto, o que los pueblos de la Europa del medievo sufrieran, sin poder combatirla, la llamada Peste Negra, originada por la pulga de las ratas, se puede comprender por los escasos avances en sanidad e higiene que había en aquellos siglos. Sin embargo, es difícil de entender que con los medios de investigación, capacidades técnico-sanitarias y los fármacos de nuestros días llevemos varios meses intentando liquidar a un bicho asesino. Un maldito virus de membrana con espigas que le sirven de adhesión y penetración en nuestras células, acaban obstruyendo los alvéolos y llegan a producirnos la muerte. Es inconcebible que, ante esta seria amenaza, el Gobierno no haya previsto dotar al país de los medios de protección suficientes para frenar el aumento de enfermos. La gestión está en manos de un equipo de políticos y sanitarios poco competentes, de escasa o nula capacidad para afrontar con éxito una crisis que, si es grave en cuanto a la salud de las personas, también lo será en la solidez de nuestra economía.

Ni un día más sin test
Así las cosas, los Colegios Oficiales de Médicos de toda España han lanzado un aviso al Gobierno ante la ineptitud que demuestra en el control de la enfermedad. En su comunicado exigen que no haya ni un día más sin test y sin médicos en la toma de decisiones. Reclaman medidas urgentes, eficaces, efectivas y eficientes y que se apliquen con la misma intensidad en todas las comunidades autónomas. Ha llegado el momento -precisa el Consejo médico- de que en la toma de las medidas sanitarias urgentes que la situación demanda se cuente con los más capacitados y competentes.

Los colegios médicos reclaman, pues, protección inmediata para todos los profesionales de la sanidad, a los que hay que dotar de medios que impidan el contagio, y un cambio en el equipo gestor de la crisis para el que proponen menos políticos y más profesionales con conocimientos y eficiencia. A ver ahora si el Gobierno les hace caso. Porque demostrado está que, a pesar de lo realizado, cada día muere más gente, entre ella muchos profesionales de la sanidad atareados en cuidar y proteger a los enfermos. No son héroes. Son personas entregadas plenamente a la protección de nuestra integridad física, nuestro bienestar, hasta el extremo de perder sus vidas por falta de medios.

Ovaciones desde ventanas y balcones, sí. Pero, en mi opinión, hay un aspecto más valioso que los aplausos de reconocimiento a su labor, y es seguir estrictamente las recomendaciones en cuanto a los cuidados que debemos observar. En definitiva, evitar el contagio. De esta manera, disminuirá el número de afectados, se aplicarán debidamente los tratamientos de recuperación de enfermos, y protegeremos a nuestros sacrificados sanitarios, hombres y mujeres, del trance de exponer sus vidas para salvar vidas ajenas.- JT

6 comentarios:

Jonathan dijo...

Que vergüenza, que descaro!!!! El gobierno rectifica y dice que todos los autonomos pueden trabajar aunque no pertenezcan a sectores esenciales. Y digo yo trabajar para quien si está toda la gente en su casa sin poder salir, no tiene clientela. La ineptitud llega a límites hasta ahora inconcebibles, pero no dimiten, siguen en el machito.

Cartagenero dijo...

NO es alarma, es estado de sitio. Estamos todos sitiados. ¡¡¡¡¡FUERA LOS CARCELEROS,,, ABRAN LAS PUERTAS que ya nos tocaron bastante los piluchos... ¡¡¡Os vamos a votar a Despeñaperros con beeeeeeee ¡¡¡

Rocío dijo...

En manos de estos estamos.¡¡¡¡Hiaaaa, hiaaaa, hiaaa, hiaaa!!! Pobres sanitarios, pobres policias y guardis civiles, pobres militares, pobres trabajadores de la limpieza, de servicios esenciales... ¡¡¡¡¡¡que pena medan¡¡¡ Por culpa de tanto y tanta ¡¡¡hiaaaa, hiaaa, hiaaa¡¡¡¡¡ tienen exponer sus vidasxxc

Talesdemileto dijo...

Sois muy duros en vuestras críticas. Basta decirles que son malos gobernantes y esperar a que las elecciones nos den la oportunidad de retirarlas a ellas y a ellos de la alta gestión pública.

Chorbo Viejo dijo...

Esta es una conjuncion planetaria. La unión de mediocridades políticas con listillos y listillas que dicen mucho pero saben poco produjo la explosión interestelar de las dos galaxias. A ver si lo que queda de ellas lo traga un agujero negro.

Edelmira dijo...

Estos jamás dimitirán, estan aferrados a los sillones como babosas a las rocas del mar. Manchan todo lo que tocan. Cuando las castañas caigan de los árboles seguirán ahí arriba, con grandes sueldos y sonrientes, ¡que asco!!!