¡Vaya, vaya!, pues miren ustedes qué
metedura de pata de las defensas porque, en mi modesta opinión, lo
que iba a ser testimonio en favor de la absolución se convirtió en
prueba de rebeldía de una parte del pueblo catalán contra el
orden establecido y, en especial, contra unas fuerzas de seguridad que
estaban cumpliendo mandatos judiciales. En esa serie de duras
imágenes pudimos ver, en un vídeo de la acusación, a los señores
Jordi Sánchez y Jordi Cuixart exhortando a la masa a
votar en el referéndum ilegal de autodeterminación y a oponerse a quienes trataran de impedirlo. Eso sí, pacíficamente,
cantando, sonriendo, levantando los brazos y moviendo las manos en
señal de paz e inocencia. En la misma línea de actuación de los
Jordis se expresó en escena pública la señora Forcadell, alentando a las multitudes a votar.
Después de ese y otros vídeos nos
pasaron los aportados por las defensas. Una tras otra contemplé atónito las escenas con la que los letrados pretendían
demostrar que nadie se rebeló contra las fuerzas del orden, sino que
fueron estas las que atacaron a los sufridos votantes. Masas humanas
rodeaban a policías y guardias civiles, les gritaban de todo: “Fuera
fuerzas de ocupación, asesinos, fascistas, españoles de mierda,
hijos de puta...” A todo esto, esas multitudes se situaban fuera y
dentro de los centros de votación para impedir con sus cuerpos y
ademanes la entrada de la fuerza pública. La paciencia de aquellos
servidores del orden era inmensa, parecía infinita. Tardaron
bastante en dispersar a las masas rebeldes y vociferantes que les
cerraban el paso de pie o tumbadas en el suelo.
Palo y tentetieso
Entre gritos y chillidos histéricos, insoportables para cualquier oído humano, comenzaron a despejar como pudieron las entradas a los respectivos centros de votación. Tras largas esperas y avisos desoídos se llegó en algunos casos al palo y tentetieso. No parecía haber otra opción. Retiraban por la fuerza a una persona del compacto tumulto, y esta, con todo descaro, volvía presta al mismo lugar.
Palo y tentetieso
Entre gritos y chillidos histéricos, insoportables para cualquier oído humano, comenzaron a despejar como pudieron las entradas a los respectivos centros de votación. Tras largas esperas y avisos desoídos se llegó en algunos casos al palo y tentetieso. No parecía haber otra opción. Retiraban por la fuerza a una persona del compacto tumulto, y esta, con todo descaro, volvía presta al mismo lugar.
Las defensas han querido mostrar con
sus vídeos evidencias de que no hubo rebelión. Pero al menos yo no
he picado, he podido verlos por televisión y me ha quedado claro que
las multitudes de ciudadanos independentistas, hostigadas por sus
líderes, no solamente se rebelaron contra quienes cumplían órdenes
judiciales sino que, además, de una u otra forma, les hicieron
frente para impedirles cumplir la ley. Y los Mossos, ¿dónde
estaban; por qué no despejaron el paso a sus compañeros de la
Policía y la Guardia Civil para que pudieran entrar en los colegios
electorales y cumplir la orden encomendada?
Los encausados por el procès
repiten e insisten en la actitud pacífica y democrática de la
gente y de los mossos. Interpretan las leyes a su modo y manera,
desobedeciendo presuntamente los mandatos de los jueces. Esa es su limpia
democracia, bien distinta a la de la España a la pertenecen, refrendada por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos.
Democracia, libertad y garantías procesales definen la España
actual, la que reconoce la Unión Europea, mientras los separatistas
catalanes tratan por todos los medios de ensuciarla con alevosía,
publicidad y actos violentos como los citados del uno de octubre. Si
tan grandes son sus deseos de pacifismo, civismo, libertad y
democracia, no entiendo cómo no protestan por la actuación de unos
Mossos que ayer mismo usaron sus porras a discreción para dispersar a un
grupo de manifestantes opuestos a un desahucio. ¿Lo
vieron en la tele? Pero, claro, es otro cantar.
Fiscalía y Abogacía del Estado
concluyen sus peticiones con distintos delitos. La primera solicita
del Alto Tribunal la pena de rebelión para los acusados, mientras
que la Abogacía, dependiente del Gobierno, la rebaja a sedición.
Sea una u otra, lo importante es que la sentencia sirva de
ejemplaridad para que en el futuro los separatistas dejen de
menospreciar al país al que pertenecen y acaten la ley.- JT
Ha sido una rebelión con histeria colectiva, asco me daba oir tantos insultos y amenazas a la policía. Los españoles somos generosos pero no tontos. Que no nos hagan comulgar con ruedas de molino, ¡CÁRCEL¡
ResponderEliminarLos acusados del Proces deben permanecer en la carcel si son condenados. En caso contrario el Gobierno, Instituciones Penitenciarias y Judicatura perderían toda su credibilidad. Acaben de una vez con el juego hipócrita de esos separatistas que no hacen otra cosa que reirse del resto de los españoles.
ResponderEliminarPara el señor Torra soy abominable por español. A tan esperpéntico personaje tienen que pararle los pies y ponerlo en su sitio. Si continua de presidente, pues que actue como tal y no como personaje de sátira.
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