Pedro Sánchez (ABC) |
Pues se acabó lo que nos daban desde la Moncloa, al menos de momento. Se va el líder, abandonará pronto su palacete y su Falcon. Tras el anuncio de elecciones, la oposición de centro y derecha irradia felicidad. Hay sonrisa y alegría en algún discurso, pero, ¡cuidado!, no echen las campanas al vuelo porque la tenacidad de la que presume el personaje puede hacerlo resurgir de sus cenizas y, como ave Fénix, usar sus lágrimas para conmover a los votantes. Terminó una etapa política llena de incoherencias, improperios y rencores. Ahora toca esperar a ver qué deciden los españoles.
Hace un par de años opinaba yo que el señor Sánchez podía ser un buen candidato a la presidencia del Gobierno. Llamaba la atención por su presencia, su carácter tranquilo, y sobre todo por la tenacidad en el logro de objetivos. Lo demostró en la ascensión al Peñón de Ifach por la vía difícil y también en el descenso en rápel desde un aerogenerador, acompañado en ambos casos por el aventurero Jesús Calleja. No obstante, había algo en este político que me hacía sospechar que aún estaba crudo; le faltaba un hervor para ser hombre de Estado, como así dije. Pero admito que me quedé corto, porque, en realidad, necesitaba mucha más cocción para poder gobernar dignamente un país como España. Su forma de acceder a la Moncloa, las continuas ausencias, y las secretas negociaciones con los autores del procés, revelaron de manera inequívoca su escasa capacidad de estadista.
Al fracaso de Sánchez contribuyeron parte de las ministras, en especial la vicepresidenta Carmen Calvo, una señora que confundió a Da Vinci con Víctor Hugo cuando era titular de la cartera de Cultura con Zapatero; pronunció frases para la historia del disparate al decir que fue cocinera antes que fraila (sic), y expresó su deseo, en una cumbre sobre la diversidad cultural, de que la Unesco legisle para todos los planetas (sic). Con sus propias carencias y con tales mimbres, el señor Sánchez difícilmente hubiera podido tejer una gobernabilidad duradera.
Al fracaso de Sánchez contribuyeron parte de las ministras, en especial la vicepresidenta Carmen Calvo, una señora que confundió a Da Vinci con Víctor Hugo cuando era titular de la cartera de Cultura con Zapatero; pronunció frases para la historia del disparate al decir que fue cocinera antes que fraila (sic), y expresó su deseo, en una cumbre sobre la diversidad cultural, de que la Unesco legisle para todos los planetas (sic). Con sus propias carencias y con tales mimbres, el señor Sánchez difícilmente hubiera podido tejer una gobernabilidad duradera.
Junqueras derrocha amor por España
Junqueras, humanista cristiano (La Vanguardia) |
¡Lo que hay que ver y oír! El líder del soberanismo catalán se ha mostrado radicalmente separatista y ¡enamorado de España! ante el tribunal que lo juzga por sedición y rebelión. Quedé atónito cuando el encausado Junqueras expresó en tono vehemente a los jueces su ideario basado en el humanismo cristiano. Vaya por Dios, solo le faltó ponerse a rezar el rosario allí mismo, en aquella sala de tenso y solemne ambiente, para que presentes y ausentes, pero seguidores del juicio por televisión, fuésemos compasivos y rogásemos al tribunal que lo deje en paz, que le dé la libertad que con tanto ardor persigue por delitos que según él no ha cometido.
¿Humanismo cristiano? ¿Es lícito recurrir a él en busca de benevolencia, o incluso de perdón, cuando la mano de la justicia aprieta? No cuela. Si como parece decir es buen creyente, ama al prójimo, rechaza la discriminación entre las personas, acepta la Doctrina Social de la Iglesia y los mensajes de pensadores como Maritain o Mounier, si acepta todo esto, ¿por qué no defiende la armonía social, la tranquilidad y el bienestar de todos y cada uno de los catalanes, sean o no partidarios de ese separatismo que respalda con vigor? No cuela, repito, señor Junqueras. Podrá alegar su verdad, está en su derecho y le deseo que pronto termine la cruz que pesa sobre sus espaldas; deseo la benevolencia de quienes le juzgan a usted y a sus compañeros encausados, su pronta libertad tras el duro castigo de la cárcel, pero no cambiemos las cosas, porque todos hemos visto, leído y escuchado la realidad de unos hechos lamentables, de patética evidencia. Los hechos, en suma, del incumplimiento reiterado de la ley y de los mandatos judiciales.- JT
Se acabó lo que se daba, se va un mediocre político y sus servidores, no se si le seguirán diciendo si guana todas esas señoras que forman su corte monclochuda, se acabó, a casa a descansar como los enanitos de BlancA nIEVES y a esperar a que caigan brevas si es que caen. Uf, que descanso librarnos de tanta ineptitud.
ResponderEliminarLos indepes seguirán en sus trece, no sé para qué los juzgan si ellos, solo ellos, creen estar en la verdad de los hechos. Los demás somos ciegos, sordos, deformes, burros... O como dijo Torra, el payés de figura encorvada y mejillas carmesí, somos carroñeros, hienas y bestias de figura humana. A Sánchez la caía grande el cargo, ahora cargará con la responsabilidad de hundir definitivamente al Partido Sanchista Obtuso y Espérpéntico, que no al verdadero Psoe fundado por el ferrolano Pablo Iglesias.
ResponderEliminarCasado anda por España adelante exhibiendo su sonrisa, cree que tiene asegurado el gobierno y si pierde la caida será dura, no le veo claro ganador. Si repite Sanchez, ¡EMIGRO¡. Se agradece que haya otras opciones donde elegir.
ResponderEliminarRESISTE Sánchez ¡¡guapo¡¡¡ ¡¡te queremos¡¡ pero trae tu el colchón.
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