Sánchez aplaude su victoria (El Confidencial) |
Generalmente, cuando se aproxima la
jornada de votaciones, los partidos prefieren obtener en los sondeos
mayorías dudosas con las que activar la participación de los
votantes. Si uno ve garantizada la victoria de su partido, pues no
vota, cree que hay margen suficiente para ganar. Por eso opinaba yo,
en una entrada anterior, que aquel sondeo del CIS favorecía la
participación del centro y la derecha al darle al PSOE la cifra
rotunda de 123 escaños y anunciar el hundimiento del PP. Ahora toca esperar a ver qué dirección toman los ganadores
en sus pactos a derecha e izquierda. No es nada fácil gobernar un
país de tantos contrastes como España. Por un lado, liberales y
conservadores aprietan fuerte y no parecen dispuestos a renunciar a
sus proyectos. Por otro, la mermada izquierda apura y exige
participación en el gobierno, mientras catalanes y vascos
independentistas se hinchan como globos tras los respectivos avances
en escaños.
Los conservadores se hundieron en el Congreso y en el Senado, en el País Vasco y
en Cataluña. Y en mi opinión, varias razones propiciaron la
derrota. Una ha sido el exceso de atención hacia Vox como temido
depredador de votos populares. Otra, el giro del PP hacia una derecha
recalcitrante, encarnada por el señor Aznar. Casado tiene
también en parte responsabilidad directa en su fracaso. No se debe
machacar una y otra vez al adversario con argumentos repetitivos e
incluso insultos; no se debe afirmar y presumir de que uno se siente
presidente de España cuando no se tienen todas las bazas; no se
debe repetir de forma abusiva la intención de aplicar el
artículo 155 en Cataluña, cuando la partida aún no ha terminado.
Todas estas y otras actuaciones hacen más dura la caída.
En fin, los ciudadanos españoles no
están para escuchar amenazas, presenciar sobresaltos y oír
insultos. Tal vez el PP pueda recuperar su grandeza como partido
cuando regrese a los lugares de los que nunca debió salir: el
centro, la seriedad y las buenas formas en su hacer y decir. Y sobre
todo, deberá recuperar el liderazgo del liberalismo sin perder de
vista costumbres, tradiciones y hechos históricos. Si Vox quitó al
PP votos por la derecha, como así parece ser, Ciudadanos lo hizo por
el centro entre aquellos electores desencantados con el
comportamiento del PP, en el que la corrupción y luchas intestinas
jugaron roles indiscutibles.
“Prodigios", de TVE, elección final
El programa Prodigios emitido por TVE han tenido dosis de injusticia. Se dio la circunstancia de que la totalidad de niños y niñas participantes estaban a un nivel artístico muy difícil de valorar. La eliminaciones fueron tremendas para los protagonistas y también para el espectador. Cada uno en su especialidad, danza clásica, canción lírica e interpretación instrumental, mostraron su alta valía e incluso virtuosismo ante un jurado de lujo compuesto por Ainhoa Arteta, Nacho Duarte y Andrés Salado.
El programa Prodigios emitido por TVE han tenido dosis de injusticia. Se dio la circunstancia de que la totalidad de niños y niñas participantes estaban a un nivel artístico muy difícil de valorar. La eliminaciones fueron tremendas para los protagonistas y también para el espectador. Cada uno en su especialidad, danza clásica, canción lírica e interpretación instrumental, mostraron su alta valía e incluso virtuosismo ante un jurado de lujo compuesto por Ainhoa Arteta, Nacho Duarte y Andrés Salado.
Parejo, Infante y el ganador Ramos (RTVE.es) |
Llegados a la final, había que elegir
a un solo ganador. No sé quién ideó el programa, pero exigirle al
jurado decidir entre un bailarín, un cantante y un músico, todos
niños y niñas prodigios, era poco menos que colocarlo en un potro
de tortura. Le dieron el premio a Saïd Ramos, un adolescente
que danza con la habilidad, el frescor y la dulzura de una
mariposa, premio muy bien merecido. Pero los otros dos finalistas,
uno virtuoso del violín, el otro intérprete de canción lírica, de
voz angelical y de buena afinación y timbre para su edad (nueve
años), se quedaron a la puerta de la elección. El ganador recibió
veinte mil euros y un curso de perfeccionamiento intensivo en la
Universidad Alfonso X El Sabio.
En mi opinión, hubiese sido más
justo premiar en cada especialidad, porque elegir ganador entre tres
modalidades de arte tan diferentes es poco menos que pedir peras al
olmo y mezclar churras con merinas. Claro que, para no meter en tal aprieto al jurado, los
organizadores dejaron la decisión final en manos del público. O
sea, que no pudimos conocer las razones de la elección ni el número
de votos, ya que la votación fue anónima. Nos quedamos sin saber por qué
consideraron al bailarín mejor artista que al Sängerknabe
Raúl Parejo o que al virtuoso violinista Jaime Infante.
Cosas de la tele.- JT