¿Sigue usted el juicio del procés? Si no lo hace, le aconsejo que cuando tenga tiempo eche una ojeada a las sesiones que se emiten por televisión. Los acontecimientos no tienen desperdicio, se van esclareciendo hechos consumados gracias a las declaraciones de los testigos y a las actuaciones de fiscales y letrados defensores. Es interesante ver cómo la parte acusada intenta distorsionar la realidad de unos sucesos innegables; o cómo, una tras otras, las pruebas testificales corroboran lo que hemos visto en televisión y leído en los periódicos. Hubo agresividad, desafíos, insultos, daños personales y materiales, acosos, alteración multitudinaria del orden público y obstrucción a la justicia por parte de quienes pretendían implantar la independencia en Cataluña: unos, pasándose las leyes por el forro, y otros asumiendo, en ocasiones con violencia, la responsabilidad colectiva de una sociedad dividida y adoctrinada en el odio a España.
No hay vuelta de hoja. Lo ocurrido solo tiene una interpretación, una realidad que estaba semiescondida tras el velo de la mentira y la hipocresía de la política secesionista. Y de esa realidad están dejando constancia quienes la han vivido en primera persona, todos ellos representantes del Estado como los señores Nieto, Millo, Pérez de los Cobos, Trapote, etc. Los políticos acusados insisten en que convocar un referéndum no es delito, y yo insisto en que claro que no si se hace dentro de la ley; aseguran, además, que todo fue simbólico, sin consecuencias jurídicas, el pueblo lo reclamaba... En definitiva, que no cometieron ilegalidades, fue humo sin llama, canto a la democracia popular, o algo así como una ilusión óptica transmisora de hechos inexistentes.
Estos grotescos personajes me recuerdan a Antístenes, fundador de la escuela cínica (nada que ver con el significado actual de cínico) quien, en busca de bienestar, se alejó de Atenas para crear sus propias leyes y vivir en plena libertad, obviando las riquezas y ventajas de la sociedad ateniense. La diferencia entre el filósofo griego y los secesionistas catalanes es que aquel se privaba de todo tipo de necesidades a cambio de ser libre y feliz, mientras que estos buscan, al amparo de una democracia limpia y ejemplar como la española, todo lo contrario: promulgar sus leyes para consolidar el estatus económico y social en el que viven, sin importarles la desintegración del Estado que les ayuda y protege. Mas por mucho que los procesados rían, sonrían o gesticulen, la decisión final de los jueces se presiente implacable. Sospecho que van a caer penas de prisión tan duras como los supuestos delitos que han cometido contra España y, por ende, contra sus conciudadanos españoles.- JT
¡¡¡¡MANDATO DEL PUEBLO¡¡¡¡ Tócate los güevos. Si el pueblo manda no hay más leyes que las de su palabra, palabra de pueblo, palabra de ley. Pediré a mi pueblo escondido en un lugar recóndito de la sierra que vote independencia, crearemos leyes y viviremos aislados pero felices, las leyes de nada sirven, solo obliga y vale la populocracia, ¡¡¡BISCA CARTAGENA!!!
ResponderEliminarYo no les dejaba salir de la trena en ocho años. Que la condena quwe se dicte sirva de lección a los que creen que el populacho festero puede saltarse leyes, reirse del prójimo e insultarlo y escarnecerlo. Acaben de una vez con este sohw melotramposo. UNos años a la sombra los reconfortará a todos ellos y ellas, en chirona se está bien, cama y comida gratis y mucho ocio, casi me apunto¡¡¡
ResponderEliminarJosé, sabes que soy votante del PSOE de toda la vida. Ahora las circunstancias me obligan a reconsiderar el voto. Aquellos históricos como Felipe, Guerra, Corcuera, Almunia, Leguina, Vázquez, etc, etc, ¿dónde de están? ¿Por qué han dejado el partido en manos de personas politicamente irresponsables y ansiosas de poder, gloria y dinero? Creo que hay que refundar el partido para que su creador, el ferrolano Pablo Iglesias, no se sienta desde la tumba avergonzado de la deriva actual de SU partido socialista, el que fue obrero y sobre todo ¡¡¡ESPAÑOL¡¡
ResponderEliminarPara mi que las defensas carecen de capacidad para lograr una drástica reducción de la pena. Se pierden en hacernos ver que hay mentira donde lo ocurrido es tan evidente como el color amarillento del oro. Y además interrogan a los testigos como si fuesen acusados, haciendo flaco favor a sus defendidos. Es imposible convencer a uno de que el negro es blanco. Lo hemos visto casi todo, por eso la realidad no se puede cambiar por mucho que se esfuercen en demostrar lo contrario.
ResponderEliminarNo echemos mas leña al fuego, esperemos que el tribunal no aplique la ley en su grado máximo imponiendo penas altas, sea benévolo con los acusados pues creo que además del tiempo que llevan en la cárcel están pasando por el calvario de verse desarmados en público ante las pruebas evidentes de los testigos en su contra. Los españoles sabemos perdonar y esto es importante.
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