martes, 23 de febrero de 2021

Ayuso reprocha a Feijoo sus advertencias a Casado

Díaz Ayuso, presidenta de Madrid. EFE
    ¡Qué vergüenza, señora Ayuso! Toda la buena imagen que ha creado de si misma comienza a perderla por falta de tino. Arremete nada menos que contra su compañero Feijoo, ganador incontestable de batallas electorales. Arremete contra él como si perteneciese a otra ideología. El PP ha fracasado en las elecciones generales de 2019 de manera rotunda con el señor Casado al frente. Fue una humillación, el peor resultado desde que Fraga recreara Alianza Popular con las siglas de PP en 1990 y aceptase en La Coruña a José María Aznar para la presidencia. Mas, pese a tanta pérdida de votos, los actuales dirigentes parecen no querer asumir la gravedad que ello supone para el futuro del partido.

    El fracaso de los populares se ha repetido en Cataluña, donde ni siquiera llegaron a alcanzar grupo político. Y en este escenario desalentador para sus votantes parece que no hay otra cosa que hacer más que reprochar las oportunas declaraciones de un compañero, como ha hecho la presidenta de Madrid tratando de defender a su jefe de fila. Un jefe, por cierto, cuya capacidad para mejorar resultados es todavía una incógnita. En mi opinión, Feijoo tiene todo el derecho de hablar con sinceridad y de advertir a los colegas del peligro que supone la estrategia emprendida por los directivos nacionales. En la radio, en la televisión o donde sea. Porque el pasado no se abandona si más, como Casado pretende hacer. Hay que asumirlo con toda la carga de sucesos que perjudicaron al partido, aunque él no esté implicado.

Anuncio inoportuno
    El presidente de Galicia recriminó a su líder nacional por anunciar el abandono de la sede del partido en Madrid tras el fracaso de Cataluña. No era oportuno, ni tampoco una reacción acertada ante los malos resultados electorales. Además le dijo que un líder que no gana, acaba siendo relevado. Evidente. Basta saberlo si se lee la historia. En mi opinión, Feijoo trató de advertirle sobre la necesidad de un cambio de estrategia para no seguir debilitando al PP, la segunda fuerza política del país a la que Vox le está comiendo terreno a pasos agigantados. Son esos de Vox los fascistas temidos por sus detractores comunistas, sanchistas e independentistas. Les temen porque su creciente ascensión podría acabar con el inestable poderío que ejercen desde el Gobierno de España, y hasta con el mismo Partido Popular por su endeble estrategia.

    En Galicia Vox aún no logró representación. Pero si Casado continúa manteniendo su desacertado proceder, lo que hoy parece utopía puede convertirse en realidad. Liechtenberg opinaba que cuando los que mandan pierden la vergüenza, los que obedecen les pierden el respeto. Pues que la señora Ayuso lo tenga en cuenta. Que retenga su vergüenza para no hacer el ridículo tratando de condenar evidencias. No vaya a ser que sus votantes acaben perdiéndosela a ella, y se vayan con el voto a otra parte.- JT

viernes, 19 de febrero de 2021

Libertad de expresión, no. Odio en monótona solfa

¡Cantemos rap!: Tonto del carajo / toma escupitajo / que te cocee un burro / y caigas bien abajo / Joputa mofletudo / me cago en tus muertos / ve a tomar por saco / chúpate esa, melenudo / Que te caiga una bomba / del Islam asesino / soplagaitas caradura / y te vayas del camino / Vete ya, lechuguino / que andamos todos hartos / cansados de sandeces / de tu rebuzno cansino / Que te rompa la cara / cargo inútil de ahí arriba / el macarra de tu jefe / y te aleje del sillón / a hostia limpia y buena vara / Adiós berzotas maligno / caraculo figurante / vete a cantarle a los tuyos / con voz de mal tenorino / lo que no sabes hacer / con dignidad y gobierno / ni por hache ni por be / márchate ya al infierno / Que te está esperando Dante / para escribir otro libro / de tu rostro amenazante / vete vete, cochino / Burro más que burro / desaparece del mapa / vuelve a tus foros indignos / a rebuznar con tus amigos, ¡zurrapa!

Hasél, camino de la cárcel. Reuters

Esto no va contra nadie. Pero por esos ripios sería denunciado y castigado si su contenido se lo espeto de viva voz a un político. Ahora bien, la cosa cambia cuando me consideran artista. O sea,  cuando, en vez de decírselo en público a una persona o institución, o difundirlo por medio escrito o hablado, lo hago cantando rap, como pasa en la vida real. Estos días, grupos de jóvenes recurren a la violencia callejera para protestar por el encarcelamiento del rapero catalán Pablo Hasél. Les parece injusta la medida y como protesta rompen, destrozan y queman todo lo que encuentran a su paso. Actúan movidos, ellos y ellas, mequetrefes dañinos, por el respaldo de políticos como el podemita Pablo Echenique. Este diputado apoya en sus mensajes a los revoltosos violentos, quienes, según él, están pidiendo justicia y libertad de expresión.

Un rapero baladrón, cargado de odio
Nadie en su sano juicio animaría al rapero provocador y baladrón a seguir vomitando odio. Solo el necio podría hacerlo. Y me pregunto si es artista un tipejo que farfulla textos de enaltecimiento del terrorismo y desea la muerte de jefes de Estado y de otros altos cargos. ¿Es libertad de expresión insultar, injuriar, amenazar aunque sea cantando...? ¿Oiga, pero canta? ¿Se puede llamar canto, arte, a esa forma monótona y absurda, provocativa e injuriosa, de atacar a todo lo que uno desprecia? Podemos ya expresó su deseo de naturalizar el insulto. Ahora, ese partido con sillones en el gobierno proclama la necesidad, o más bien la necedad, de dar alas legales a lo que sus portavoces llaman libertad de expresión, para poder insultar, sin caer en la injuria, a toda persona o institución que no sea de su cuerda.

La vida pública se degrada en España a pasos agigantados. Ya es hora de que se imponga la sensatez en gobernantes y oposición. Si Rivera, y en su día Casado, cuando ambos tuvieron la oportunidad, hubiesen ayudado a Sánchez a librarse de independentistas y comunistas, hoy no estaríamos lamentando la degradación social, una vía muy peligrosa que puede conducirnos a objetivos indeseables. Ostentar el poder es el fin de todo político. Pero hay situaciones que exigen renunciar a esa meta si el bienestar social y económico corren peligro. Y ese peligro sigue latente por la pandemia, pero también, y en gran medida, por el pacto de socialistas con grupos revoltosos y con anacrónicos libertadores de pueblos oprimidos por la patria ladrona. 

Pedro Sánchez, ¿dónde estás? ¿Por qué no reaccionas? Habla, di algo más que una breve condena, actúa, porque la España próspera se te va de las manos.--JT

martes, 16 de febrero de 2021

Casado huye de la sede de los fantasmas corruptos

Con esa forma tan determinante de renegar del pasado del PP creo yo que no se va a alcanzar la gloria del triunfo electoral. Digo esto, porque Pablo Casado anunció hoy que se van de Génova 13, o sea, que los populares cambiarán de sede para no seguir en la que fue alojamiento de corrupciones y corruptelas, muchas de ellas presuntas y otras confirmadas o archivadas. Y las que sigan su proceso, pues ya se encargará la justicia de darles la respuesta que merezcan. La medida de huir de sede me parece excesiva y extemporánea. Si aquí hubo corruptos, pues ¡hala, nos vamos!, se desprende de las palabras de don Pablo. ¿Es que los fantasmas merodean aún por esas estancias? Pues así parece. En unas está El exorcista, y otras las ocupan La maldición, El poltergeist y El último escalón. ¿Santo cielo, cómo se puede vivir en morada tan siniestra?

El PP abandonará su sede. Foto El Mundo
El líder del PP, además de anunciar que cambian de sede, afirmó que nunca más dará explicaciones sobre asuntos pasados que respondan a una acción personal. Ni una palabra más sobre ellos, como si no hubiesen existido, parece querernos decir. Es un curioso intento de borrar de la memoria a unos políticos que han venido alternando con el PSOE histórico el gobierno de España. Y además, han traído prosperidad y bienestar. Si el Partido Popular de Fraga y el de su sucesor Aznar movió multitudes, el que hoy preside Pablo Casado mueve poco. Mueve tanto o menos que la brisa del mar en calma chicha, como se acaba de comprobar con el estrepitoso fracaso electoral en Cataluña.

El racismo de un filósofo independentista
Otro caso que revela la poca sensatez de quien por su trabajo debería de dar ejemplo de bien decir es el profesor catalán de Filosofía Bernat Dedéu. Invitado al programa de TVE1 el pasado domingo, noche de elecciones, no se le ocurrió otra cosa más original que llamar a
Bernat, el filósofo. Foto El Confidencial
Ignacio Barrena
negro de ultraderecha, sin que el moderador progre de todo progresismo, Fortes, le reprochara la ofensa. Llamar negro a quien lo es no me parece denigrarlo. Otra cosa es el tono y contexto en que se dice. En este caso, quedó claro que Bernat aludió al político de Vox en tono despectivo al añadir a la palabra negro el calificativo de ultraderechista.

Estos progres e ingenuos defensores de la independencia de Cataluña revelan en cuanto pueden el poso de superioridad étnica que llevan dentro. Y, si es así, ¿no tendremos en España, sin percibirlo, ejemplares de aquella raza aria que la bestia nazi trató de producir en masa? La verdad es que la piel de Barrena es oscura, pero no tanto como la mente del blanquito Dedéu.- JT

viernes, 12 de febrero de 2021

Casado o los titubeos de un líder inconsistente

El señor Casado, presidente del PP, está alfombrando a la izquierda el camino hacia la perpetuidad en el poder, le ayuda con sus opiniones cuando, como líder del segundo partido más votado de España, debiera sopesar lo que dice antes de hacerlo público. A veces sus declaraciones refuerzan la duda sobre si posee suficiente madurez para gobernar el país. Y la verdad es que algunas palabras suyas muy recientes acentúan el temor a un nuevo fracaso electoral del centro derecha. Más de una vez dejó perplejos a muchos votantes, como el día en que se despachó a bocajarro y con inusitada dureza contra Vox en el Congreso.

Ahora ha vuelto a sorprender con su opinión sobre el presente y futuro del partido, involucrado en asuntos de presunta corrupción. Pablo Casado se desmarca de él, alegando que no es el PP actual, el que él preside, que ese era otro PP. Evidente. Es un matiz innecesario. ¿Pero, otro Partido Popular u otros dirigentes?, porque el partido es el mismo, no sus directivos. Craso error de este político. Cuando media España está pendiente de su posición sobre tan delicado asunto, no se la puede defraudar quitándose de encima el peso de un pasado muy reciente. Y, además, casi despreciando al partido del que es máximo representante y cuya honradez, dignidad y prestigio debiera defender, aunque condene, eso sí, las excepciones.

Tan duras o quizá más han sido sus palabras sobre la actuación del gobierno presidido por Rajoy el día del referéndum ilegal de independencia en Cataluña. Casado dice ahora que no estaba de acuerdo, que él no quiso hablar en su momento sobre esas medidas, porque no las compartía. Pues si estaba en desacuerdo, si era tan grande su discrepancia con el jefe, ¿por qué no se fue del PP y fundó otra fuerza política? ¿Cuál era la solución que tenía Casado para impedir una consulta manifiestamente inconstitucional? Eso no nos lo dice. Se limita a manifestar públicamente que no estaba de acuerdo con las medidas adoptadas.

Este PP, antes AP, costó a su fundador Manuel Fraga muchos años de tensiones y la renuncia a liderar a nivel nacional el ideario liberal-conservador, espacio de centro que hoy parece defender Casado. Echar balones fuera, cuando los votantes esperan de él una defensa inequívoca del partido, suena a debilidad, a fraude. No defiende ni siquiera a Mariano Rajoy, su exjefe. Da la sensación de que esta derecha siente pavor a ser calificada de corrupta, cuando en otros partidos hubo y hay tanta o más corrupción que en el PP. El pasado hay que asumirlo, sea favorable o perjudicial. Hacerlo objeto de indiferencia o, lo que es peor, renegar de él, facilita el trasvase de votantes a partidos de proceder más consistente que el PP del señor Casado.- JT

domingo, 7 de febrero de 2021

Intolerables ataques a una formación política legal

Tras las agresiones de separatistas al público y a políticos de Vox en los mítines de Cataluña, queda clara la necesidad de usar a la Policía Nacional y Guardia Civil para garantizar el pleno funcionamiento de la democracia en España. Si los Mossos no dispersaron a los agresores separatistas, ni realizaron detenciones, habrá que averiguar la causa de su comportamiento. No será difícil saber si la orden provino de sus jefes directos. Mas si se trata de una decisión política, será la fiscalía la que deba ejercer de manera inmediata acciones legales contra quienes toman la democracia por el pito del sereno.

Presumimos de tener una de las mejores democracias del mundo, pero las excepciones son evidentes y reiterativas. Vox es un partido con representación parlamentaria, la tercera fuerza política del Congreso de los Diputados, respaldada por más de cuatro millones de votantes. Ningún gobierno serio, democrático, permitiría que se le atacase con violencia por exponer sus ideas en una campaña electoral. Aquí se permite todo, porque la política se polariza en fachas y comunistas, como si se quisiera dividir de nuevo en dos extremos al pueblo español. Hemos pasado en los años treinta por una guerra terriblemente cruel, por un conflicto de enemistad incontrolada entre vecinos e incluso familiares, avivado en gran parte por odios y envidias. Hoy surgen de nuevo movimientos en busca de la confrontación, los alientan políticos carentes de una educación social e histórica rigurosa. No hay que olvidar que la Cataluña separatista ya cumplió en el pasado sus deseos de independencia. Fue anexionada por Napoleón a Francia en el siglo dieciocho. Logró, pues, en aquellos tiempos, su anhelada separación de la corona de España, pero retornó pronto a su origen sin aprender la lección que le dio la historia.

Ni milito ni soy votante de Vox. Me he movido siempre en otros espacios políticos. Sin embargo, debo decir que la pasividad de las autoridades competentes ante sucesos como los de Vic y de otras localidades catalanas evidencia el respaldo de los responsables del cumplimiento de la ley a acciones repugnantes, a hechos que contribuyen a calentar aún más la situación en una comunidad dominada por enemigos de España. Son todos ellos personas de presumida arrogancia, portadores de un aireado complejo de superioridad. Si lo que unos y otros buscan es pasar de la algarada violenta a situaciones de extrema tensión, no van a quedar defraudados. Tarde o temprano tendrán la respuesta de un pueblo dormido aún por años de bienestar económico y social; la respuesta de gran parte del pueblo español, harto de tanta estupidez política, de tanta pasividad ante la violencia, de tanta malsana expresión de odio y, sobre todo, hastiado de un gobierno incapaz de mantener el ejercicio de la democracia en su sentido estricto de limpieza y perfección.- JT