El día 13 del pasado mes de mayo
falleció en Madrid el ilustre abogado y experto criminalista Alfonso González-Choren. A las
generaciones actuales de montañeros no les sonará este nombre. Sin embargo,
quienes ya peinamos canas sabemos de sus
hazañas en macizos de España y el exterior. Alfonso fue un gran amante de la
naturaleza y de la escalada. Y también un generoso mecenas. En el roquedal de La Pedriza madrileña se formó como escalador
junto a figuras muy conocidas de la época como Enrique
Herreros y César Pérez de Tudela,
quien recientemente le dedicó un cariñoso comentario en su blog.
El historial deportivo de Choren es
corto en el tiempo, pero abundante en expediciones. De La Pedriza pasó a Gredos, Pirineos, Picos de Europa,
Atlas, etc., desarrollando una
intensa actividad en los años sesenta cuando él y Tudela compartían curso de
Derecho en la universidad de Madrid. Ambos pertenecían al GAM de la Real
Sociedad Española de Alpinismo Peñalara.
Parecía entonces que su vida se orientaba definitivamente hacia la montaña, que
ya nunca podría perder la afición, pero no fue así. Cuando lo vi por primera
vez, su amor por el alpinismo era tan intenso como en sus primeros tiempos de
escalador. Sin embargo, el ejercicio de la abogacía lo absorbió de tal manera que
en pocos años acabaría abandonándolo.
![]() |
Ex libris. Sello que da fe de la propiedad dl libro |
Conocí a Choren a mediados de los
años setenta en su piso exclusivo de la calle Castelló de Madrid. Mi visita fue
fugaz. No puedo reflejar con precisión datos y detalles de aquella charla, mas
recuerdo dos cosas que me llamaron la atención: la gran cantidad de montañas
que Alfonso había ascendido en tan pocos años y su bien nutrida biblioteca. No
había visto hasta entonces tantos libros de montañismo en una colección privada,
bien ordenados y clasificados. Libros y valiosos documentos que Alfonso
conservaba como un tesoro de valor incalculable. Además, como buen bibliófilo,
había creado su propio ex libris de marca de propiedad, en cuya imagen figuraba un motivo esencial para tan apasionado montañero: el relieve de un macizo alpino.
Choren, como Tudela y otros
grandes escaladores de la segunda mitad del siglo pasado, nos legó una huella imperecedera, aunque fugaz, de su paso por el montañismo. Su vida familiar y la
plena dedicación a la abogacía (fue letrado rotal y criminólogo, como digo al
principio) lo apartaron de la montaña, pero no de su otra gran pasión: la defensa de los derechos de la
mujer, en especial de la mujer marginada u ofendida. A su protección dedicó buena
parte de su vida profesional.- JT
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Deja aquí tu mensaje: Los comentarios que por su contenido inciten a la inmoralidad, a la desigualdad y al odio, o presupongan transgredir las leyes, no serán publicados.