La
honradez y la educación del ya expresidente son dos de sus muchas
virtudes. Su cultura, su gran capacidad como parlamentario y la
sólida experiencia política de la que nos ha dado repetidas
muestras también están fuera de duda. Pero un persona de esas
características molestaba a quienes, desde su medianía, suspiraban
por alcanzar el poder. Así que, hostigados por el deseo de llegar
pronto arriba, y como fuese, se confabularon para liquidar al
presidente en un tris tras usando indebidamente el argumento de la
sentencia del caso Gürtel (correa en alemán). Presentaron una
moción exprés en connivencia con ocho grupos de la oposición para
meter a Rajoy en el humilladero de la insolencia y echarlo del
Gobierno.
El
transcurso de la moción parlamentaria resultó duro y en parte
bastante teatral. Sánchez
leyó deprisa y corriendo un sinfín de titulares; produjo mucho
ruido, pero dio pocas nueces. Estuvo mejor en las improvisaciones,
sobre todo en sus réplicas a otros parlamentarios. Los podemitas,
entusiasmados con la caída de Rajoy, vociferaron su clásico y
reiterativo ¡sí
se puede!
como si estuviesen todavía acampados en la Puerta del Sol. El
socialista Ábalos
derrochó verborrea en su intervención simple y poco convincente.
Rivera
fue combativo con el candidato Sánchez, pero también con Rajoy. De
palabra rápida y acusación contundente, basó toda su fuerza
dialéctica en los buenos resultados que las últimas encuestas dan a
su partido.
Los
catalanes, erre que erre. Tardá
nos largó la matraca de siempre, advirtiendo a Sánchez de que debe
cumplir sus promesas (¿alguien sabe qué han pactado?). Y los vascos
del PNV,
elegantes en sus formas, pero intrigantes en sus contenidos, culparon
a los ciudadanos de su comunidad de la traición al Gobierno de
Rajoy. El PNV había firmado recientemente los presupuestos Generales
del Estado tras un acuerdo muy provechoso para ellos. Había, pues,
tensión en el hemiciclo, todos estaban pendientes de ellos ya que
con sus votos podían beneficiar a Sánchez o hundirlo. Y lo auparon,
vaya que sí, en sillón catedralicio, a la seo de La Moncloa.
Rajoy
estuvo claro, contundente e incisivo contra quienes querían
derribarlo. Su discurso sonaba a despedida porque debía de conocer
ya la artimaña vasca. Se ausentó de las Cortes en la tarde de la
primera jornada y regresó al día siguiente, cuando la votación, de
resultado previsto, iba a comenzar. Le reprocharon su ausencia, en
especial Pedro Sánchez y Margarita
Robles
a quienes, cuando vieron a Rajoy aparecer en el hemiciclo, se les oyó
sisear Ahí
viene, ¡que vergüenza!
Fumata roja
Fumata roja
Ahora
vamos a ver cuánto tiempo dura el nuevo gobierno. Las va a pasar
canutas.No tiene ni tan siquiera mayoría minoritaria en el Congreso,
y en el Senado el PP cuenta con mayoría absoluta. Claro que para
sacarle a Sánchez las castañas del fuego están los podemitas,
dispuestos siempre a echar una mano a cambio de que les dejen probar
las mieles del poder. La duración del nuevo Gobierno tampoco debe de
inquietar a Sánchez, sospecho yo, pues si es efímera, contará con
el refugio del Consejo de Estado que le proveerá de sueldazo, chófer
y coche. Además, cuando se jubile recibirá una pensión que ya la
quisieran para sí los millones de pensionistas y familias con
escasos ingresos que pasan las de Caín para llegar a fin de mes.
La
función de hoy terminó pronto. A las once y media se bajó el
telón, y por la chimenea del Congreso de los Diputados salió la
fumata
roja
en señal de habemus
nuevo presidente del Gobierno. En una jornada y media de debates, la actitud
incoherente de unos cuantos se impuso sobre la honorabilidad y el
buen hacer de un buen político, de nombre Mariano Rajoy Brey, al que
la historia lo recordará por su bonhomía y por la trascendencia de
sus hechos.- (01.06.2018) JT
Ni el genial Dalí pintaría un cuadro tan esperpèntico como el de la moción de censura al presidente señor Rajoy. Ha sido el colmo de lo absurdo del NO elevado a la enésima potencia Y me pregunto quien va a pagar las consecuencias del negro futuro que se avecina, creo que a todos nos tocará una parte excepto a ellos que por su inmunidad parlamentaria seguirán disfrutando de la buena vida. Es lo que hay!!!!
ResponderEliminarEstos señores políticamente oportunistas han sellado su final. Por mucho que desde el Gobierno hagan pagarán por sus incoherencias cuando lleguen las elecciones. El votante no olvida ni perdona a quienes convierten la política en juego sucio maniqueando por detrás aunque sea lícito y democrático.
ResponderEliminarEl juapo del señor Sanchez encandilará a las señoras y verán como lo votan, hay mucha incultura politica, en España no se piensa en la capacidad de las personas solo en su aspeto externo. Tenemos mucho que aprender de los paises europeos más avanzados.
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