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Subir a Peña Ubiña por el Corredor del Pilar no tiene tramos de extrema dificultad. Pero bien diferente es hacer la ascensión por esa vía cuando hay nieve, y con mayor peligro de accidente si la nieve abunda. El pasado sábado, un joven escalador vigués murió en la ascensión por esa subida. Había bastante nieve, situación que aumentaba el peligro de accidentarse. Ignoro como se produjo su caída. Si no era experto en ascensiones por rocas limpias, y en zonas donde la nieve puede ceder o producir avalanchas, o en subidas por fuertes pendientes usando los medios técnicos apropiados, esa falta de pericia representa un peligro de graves consecuencias para cualquier escalador.
He leído que en los años noventa murió su padre en la misma montaña leonesa. Ignoro las razones de aquel accidente. Pero me parece que quienes no captan con detalle los peligros que esas ascensiones encierran deberían de escalar siempre con absoluta precaución, porque es necesario informarse de cómo es y qué peligros encierra la vía por la que se va a subir. Me da una pena enorme que padre e hijo hayan fallecido en accidentes de montaña. Y supongo que ninguno de los dos eran simples senderistas, sino poseedores ya de experiencia montañera y escaladora. Aún así, en todos los macizos del mundo hubo y sigue habiendo expertos en montaña que, a pesar de su gran capacidad y experiencia en todo tipo de ascensiones, pierden la vida escalando. Deseo, pues, expresar desde este blog, mi más profundo sentimiento de pesar a los familiares del vigués fallecido en la subida a Peña Ubiña.
Este accidente no fue el único ocurrido en esa zona el mismo sábado día ocho. También fueron recuperados, pero con vida, dos montañeros que intentaban llegar a la cumbre de Ubiña por una vía diferente a la que usó el vigués, vía larga, pero no tan peligrosa a pesar de estar ambas invadidas por la nieve y el hielo. Según he leído, esos dos montañeros fueron rescatados por la Guardia Civil, una fuerza de seguridad excelente y poseedora de extraordinarias actuaciones en el salvamento de vidas. Los dos montañeros pidieron ayuda por teléfono, alegando que se encontraban en zona de abundantes peñascos, y que no podían regresar al lugar del que partieron a causa del frío intenso y de la nieve que caía.
Tras leer la noticia de estos dos accidentes, y también de los que ocurrieron últimamente en el Pirineo y en La Pedriza, la actividad montañera sigue dando resultados estremecedores y no solo en expertos, sino también, y sobre todo, en quienes practican el senderismo sin conocer los peligros que encierran sendas y caminos en la alta montaña. Y que, a pesar de ello, no usan la prudencia para mantenerse sanos y salvos en trayectos o vías de reconocida peligrosidad. Solo en España hay cientos de accidentes al año en los que los senderistas rebasan ampliamente a quienes, a pesar de poseer gran cantidad de ascensiones, en algunos casos sufren también accidentes por fallos técnicos, por cambios climáticos inesperados, o bien por no usar la prudencia. Y creo yo que aunque no se logre alcanzar la cima prevista, mantenerse firme y con vida es en todo caso el mejor objetivo de la escalada y el montañismo.- JT