España
supo defenderse muy bien de la invasión francesa ocurrida en el
siglo XIX. Entonces, ambos países eran aliados. Se unieron para
apoderarse de Portugal en 1807 pero, al año siguiente, la invasión
de España por parte de los franceses produjo un enorme malestar en
nuestro pueblo. Fue una invasión tan numerosa militarmente y tan
decisiva, que enseguida iniciaron los españoles una guerra contra
ese país, hasta entonces aliado, para impedir que España fuese
ocupada por las fuerzas napoleónicas. La guerra contra esas fuerzas
militares comenzó en 1808 y terminó con la expulsión total de ese
ejército invasor en 1814.
Desde entonces, el mes de mayo tiene una fecha convertida en recordatorio ineludible. En Madrid los franceses mataron a cientos de personas, lo que activó de manera inmediata la reacción del ejército español y sobre todo la de las clases populares madrileñas contra los invasores; es decir, contra esos ejércitos napoleónicos que también pretendían acabar con nuestra monarquía.
Después de varios años de combates, con el resultado de miles de muertos de uno y otro país, España decidió conmemorar anualmente el 2 de Mayo o Día de la Comunidad de Madrid, por ser la fecha en que los madrileños reaccionaron contra el invasor para impedir que España pasase a ser parte de Francia.
Esa conmemoración se mantuvo durante mucho tiempo. Incluso durante los años de la II República y del franquismo. Y se sigue celebrando desde 1983, cuando España pasó de la dictadura a una democracia controlada entonces por el socialdemócrata Felipe González. Hoy en día, ese partido tiene poco de demócrata social. Lo rige un socialista de infructuosa capacidad para gobernar con éxito y, además, vinculado políticamente a comunistas, bilduetarras y separatistas catalanes y vascos. Ha sorprendido, pues, la decisión tomada por el Gobierno del señor Sánchez en estos días al avisar de que prohíbe la celebración del histórico 2 de Mayo. La señora Robles, ministra de Defensa, fue quien avisó de esa prohibición al gobierno de Madrid, presidido por la señora Ayuso. Vino a decir que no es realmente una celebración puramente militar, sino el recuerdo de quienes en aquellos tiempos de la guerra contra los franceses perdieron la vida.
No causa sorpresa esta prohibición. Parece ser más bien que con ella tratan de seguir intentando desprestigiar a la presidenta madrileña, cuyo éxito político, y sobre todo electoral, sigue en aumento. Hay quien piensa que los militares no deberían asumir esa prohibición y salir a desfilar, como todos los años, en recuerdo de aquella guerra cuya actuación, del ejército español y de los ciudadanos, impidió que la Francia napoleónica se apoderase de la España monárquica.- JT