miércoles, 15 de febrero de 2012

La situación de España: Santiago Rey da en el blanco

         Interesante la opinión del presidente y editor del diario La Voz de Galicia, Santiago Rey Fernández-Latorre, sobre el estado actual de España. Cargar las consecuencias de la crisis sobre una ciudadanía que nada ha hecho para merecerla, es una injusticia intolerable. Para mejorar la situación del país caben otras muchas soluciones, apunta el comentarista, pero hay que querer aplicarlas. Recomiendo la lectura completa del artículo, que lleva el título de Acabar con la desesperación. Aquí tenéis un adelanto:   

 “Asco. Esa es la palabra que más se repite estos días para definir lo que está pasando en un país abandonado al despropósito. En la peor situación que se haya vivido nunca en Galicia y en España, la valentía y el coraje han desaparecido por la puerta de atrás, mientras cobra presencia omnímoda un doble juego inadmisible, que se ensaña con la clase media, pero mantiene y acrecienta inservibles estructuras de la Administración y opulentos privilegios de los que deberían ser servidores públicos (…).

“La ineficiencia y la irresponsabilidad han sido los denominadores comunes desde que empezó la crisis, y sus consecuencias están bien a la vista: las empresas en la asfixia, el desempleo en tasas inasumibles, las expectativas de los jóvenes totalmente desbaratadas y gran parte de las familias con notorias dificultades de supervivencia (…).

“Al Estado todavía le quedan muchos lugares donde tocar para hacerse eficiente. Porque nada ha hecho, de momento, para acabar con instituciones superfluas, como las diputaciones provinciales; redundantes, como el Senado, o propagandísticas, como las televisiones públicas. Tampoco ha acometido siquiera el paso de fusionar municipios incapaces de sostenerse. Y no lo ha hecho por razones electoralistas y localistas, pero también porque la desaparición de corporaciones locales significa la pérdida de numerosos puestos de concejal.

“Por eso resulta intolerable el doble rasero que aplican los políticos y los que revuelan a su alrededor. Y bochornosa su forma de repartirse las prebendas. Se acaba de ver, sin ir más lejos, en el traspaso de poder de padre a hijo en Ourense. Ante el silencio o incluso el aplauso de muchos, se ha disfrazado de simple apariencia de democracia la consumación de una herencia de naturaleza puramente caciquil (…).

“Ese desprecio por la democracia se observa incluso en el funcionamiento de la Unión Europea, con un Parlamento decorativo, una estructura inoperante, un coste verdaderamente obsceno y un poder cuasi dictatorial que se han arrogado porque sí Alemania y Francia (…).

“Mientras en el Reino Unido se retiran distinciones a quien pierde la reputación por su conducta, aquí se premia con las más altas a quienes no solo no las merecen, sino que deberían pagar, como en Islandia, por sus responsabilidades. Pero el tiempo se ha acabado. Es hora de que los responsables de la gestión pública pongan fin a sus aberraciones, asuman su liderazgo y busquen soluciones en lugar de parches. Ni Galicia ni España ni Europa pueden esperar más. Hay que acabar con la desesperación y el asco.”