jueves, 28 de mayo de 2015

El PSOE desprecia al PP, pero aúpa a Podemos

       Sí, no, sí, no… A veces tengo la impresión de que los políticos bromean. Parecen estar deshojando la margarita, cuando debían de actuar seriamente y con gran sentido de la responsabilidad. Antes dijeron no, ahora dicen sí. ¿En qué quedamos? ¿Podemos no era acaso un partido de rabo chavista y cuernos satánicos con aspiraciones de poder? Todos le dieron caña, derecha e izquierda. Lo sacudieron a golpes antes de las elecciones, palmeta en mano, como si se tratase de una sucia alfombra. Intentaron borrarlo del mapa político, pero no lo lograron. Y ahí sigue, irradiando felicidad, sonriente y balanceante, auto-aplaudiéndose por el éxito electoral alcanzado el 24 de mayo.

La juez Manuela Carmena, de Ahora 
Madrid, casi segura alcaldesa 
de la capital de España 
con la venia del socialista 
Carmona 
(Foto castillalamancha.cc.oo.es)
Podemos no es un partido al uso. Surgió por generación espontánea de un riachuelo de cicatero hontanar, como el del Guadalquivir de la Cazorla serrana, en la plaza del Sol de Madrid, donde jóvenes y mayores, indignados por su situación de marginación laboral y desamparo económico, acordaron tomar la iniciativa política. Emprendieron un camino lleno de obstáculos, de difícil tránsito, con el objetivo de reconvertir España en tierra de promisión, hacer un nuevo país con trabajo para todos, sin desigualdades, sin injusticias manifiestas como los desahucios; una tierra de políticos incorruptibles, libre de golfos y de saqueadores de arcas públicas. Aunque había un rasgo de ingenuidad en las pretensiones de esos indignados, más ilusorias que reales, a las aguas de la Plaza madrileña antes citada se fueron agregando, por derecha e izquierda, arroyos tributarios, aumentando su caudal de manera insospechada.

Profesor Antonio Miguel Carmona: 
Donde dije digo, digo Diego (Foto elmundo.es)
Ante el auge del indignado invasor, la reacción de los dos grandes partidos no se hizo esperar. Sus líderes más destacados, con el apoyo de tertulianos afines, le dieron a Podemos caña a discreción tratando de borrarlo del panorama político. Acusaron a sus dirigentes de chavistas defensores de Maduro, de estar vendidos al oro de Venezuela y de Irán, de ocultar sus ingresos al fisco… Parecía que esas duras descalificaciones terminarían con ellos, pero no, no fue así. Bien al contrario, Podemos creció en popularidad a medida que los ataques se hacían más enconados y frecuentes en los medios. Funcionó con precisión a favor de este partido el tan manido dicho de que hablen de mí aunque sea mal, porque cuanto más hablen más nos conocerán. No le faltó razón.

Los sanchistas aceptan a Podemos
      Ahora, sabidos los resultados de las elecciones, se modera el ataque y se rectifica lo afirmado con el trabalenguas que dice, y nunca mejor dicho, donde dije digo, digo Diego. Es lo que manifiestan al menos socialistas como el ínclito rey de las tertulias, el sin par profesor Carmona. Porque, de súbito, tras el retroceso electoral del PSOE, y ante el espectacular avance de Podemos, a este partido ya no se le hacen ascos. ¡Ale hop! Se levanta la chistera, y, de la noche a la mañana, sus dirigentes ya no son chavistas, ni sicarios de Maduro, ni vendedores de proyectos ilusorios. Carmona pacta con la jueza Carmena en Madrid y Pedro Sánchez, el líder de actitudes firmes, que aseveró antes de los comicios que nunca pactaremos con ellos, ahora, ¡ay!, ante la cautivadora miel del poder, se le desvanecen sus más sólidas convicciones y deja la puerta abierta a la negociación.

Todo apunta a que el PSOE pactará con Podemos para gobernar y en especial para desplazar al PP de las instituciones. Con la derecha nunca pactaremos, afirmó Sánchez tajantemente poniendo a los populares al mismo nivel que los filo-etarras de Bildu. ¿Rencor o estrategia? Craso error de comportamiento, digo yo, de un líder serio y prometedor. En las democracias occidentales no se llega al poder matando al adversario con expresiones rencorosas, sino demostrando a los votantes que su programa es el mejor. Más bien pronto que tarde, al señor Sánchez, audaz escalador, le pasarán factura los electores.- JT