viernes, 9 de febrero de 2018

La producción de una España en franca pobreza verbal

      Hola, ya estamos de regreso tras un largo descanso bloguero. Volvemos, pues, a producir, que parece lo más saludable para nuestra economía. ¿Acaso ustedes no lo hacen? Si es así, no son buenos patriotas. ¿Saben que España es el primer país productor del mundo? No exagero, no. Aquí producen todos: políticos, periodistas, profesores, doctores, trabajadores, leguleyos, artistas, etc. Todos, salvo algunas muy honrosas excepciones del extraño mundo intelectual.
      Y usted me preguntará: ¡Oiga!, ¿a qué tipo de producción se refiere? ¡Ay, amigo!, debo responderle que, si no lo sabe, es que anda usted despistado o no vive en este mundo. ¿No ve la televisión, no oye al vecino, no escucha la radio...? Producir se ha hecho un latiguillo, da fuerza y sonoridad a la expresión. No es mero refuerzo lingüístico ni orgánulo de una estructura fraseológica. Es el resultado de una deformación lenta, pero progresiva, de la configuración gramatical de la persona. De momento no parece que estemos exportando nuestra particular forma de expresarnos a poblaciones de habla hispana, aunque, al paso que vamos, todo se andará.
Si calculamos nuestra producción por el uso del verbo,
España es el primer país del mundo
      Un conocido mío de hace años, seguidor incansable de todo lo que se dice y cuece en el país, de nombre don Gervasio de la Melancolía y Fontellos, a quien llamo por el cariñoso apelativo de Don Gerva, me preguntó no hace mucho a qué me refería cuando soltaba lo de que el español es un gran productor, tal vez el mayor productor del mundo. Porque no veo yo -insinuaba él, lleno de dudas- a qué niveles llega nuestra capacidad de producir para ser, como usted dice, los más grandes de los grandes en producción. Estábamos entonces charlando los dos en plena calle y no me pareció oportuno responder a su pregunta.
      Pero un buen día volví a coincidir con Don Gerva en una taberna de la ciudad. El local estaba medio lleno de clientes silenciosos (¡milagro!), atentos al receptor de televisión por el que se emitía el telediario. Fue entonces cuando pedí a mi viejo conocido que prestase atención a lo que iba a escuchar. Hablaban políticos, periodistas, trabajadores, profesores... Escuche, escuche usted, don Gerva, y luego me cuenta. En sus intervenciones ante las cámaras, unos y otros anunciaban convocatorias, ruedas de prensa, reuniones, comidas, actividades deportivas, presentaciones de libros, manifestaciones, declaraciones, mítines... Todo precedido del verbo producir, en uso de una vergonzosa pobreza de lenguaje.
      Terminado el telediario pregunté a Don Gerva si había captado nuestros altos niveles de producción, a lo que mi interlocutor respondió negativamente. No sé a qué producción se refiere usted. Nadie habló de producir. Fue entonces cuando decidí aclararle mi pregunta. Pues mire, habrá oído que se va a producir un mitin, y a continuación se va a producir una rueda de prensa, para informar sobre una manifestación que se va a producir en las Ramblas. En esa manifestación se anunció que pronto se producirá una convocatoria para acudir al Ateneo, donde está prevista la presentación de un libro producido por una importante empresa editorial. ¿Lo capta usted ahora, Don Gerva? Aquí todo se produce. No se celebra, ni se convoca, ni se realiza, ni ocurre, ni se anuncia, ni hay, ni se edita... Razón tenían los jerarcas franquistas, para los que no había ni trabajadores ni obreros, sino solo productores. Y punto pelota. 
      Don Gerva sonrió y me hizo un gesto de complicidad, como si quisiera decirme pues no le falta a usted razón. Ciertamente. Porque, causa vergüenza ajena la pobreza de lenguaje de quienes deben dar ejemplo de correcta expresividad.- JT

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P.D.- Aprovecho mi regreso al blog para desear a todos un buen 2018. Celebremos en felicidad la entrada del nuevo año, a pesar de los malos augurios. Digo malos, porque, la progresiva desaceleración del movimiento rotativo de la Tierra no presagia tiempos tranquilos, sino más bien sucesos de origen telúrico (ya hubo varios importantes), especialmente en zonas donde las placas continentales están más activas. Aconsejo, pues, suma prudencia y, sobre todo, previsión hasta donde se pueda, a los amantes de lanzarse a la aventura en zonas de frecuente actividad sísmica.- JT