miércoles, 15 de julio de 2015

El Matterhorn: aniversario de una tragedia histórica

Tramo de la arista donde se precipitaron al abismo cuatro expedicionarios el 14 de julio de 1865
La caída (Look and Learn)
¿Pero aún estamos con esas? Un grupo de expertos se reunirá este otoño en Zermatt (Suiza) para determinar las causas de la muerte de cuatro montañeros en el Matterhorn o Cervino (4.477 m) hace 150 años. Yo creía que el tema estaba cerrado, que las explicaciones que en su día dieron Whymper y Peter Taugwalder habían dejado bastante claro que no hubo intencionalidad criminal, sino que se trató de un accidente por negligencia en el uso de una cuerda indebida. Mas ahora, después de tantos años de polémica, volvemos a marear la perdiz con un suceso que conmovió al mundo.

Recreación de la zona del accidente
La conquista de esta montaña mitad suiza, mitad italiana, marcó un hito en la historia  del alpinismo. Cobradas ya todas las piezas importantes de los Alpes, es decir, todas las cumbres de más de cuatro mil metros, el Matterhorn se resistía. Una y otra vez fracasaban las cordadas que intentaban llegar a su cima tanto por el lado suizo como por el italiano. Mas ante el creciente afán de conquista, la ascensión dejó de ser meta deportiva para convertirse en una cuestión de honor entre suizos e italianos. Había que demostrar al mundo que la conquista del último bastión alpino era posible. Sus protagonistas se llenarían de gloria. Y así fue. Pero alcanzaron una gloria efímera, porque cuando bajaron a Zermatt, el pueblo que está al pie de esa montaña, se supo que cuatro de los integrantes de la expedición habían muerto despeñados.

Bota usada por uno de los
  expedicionarios.
 (Museo de la Montaña. Zermatt)
Fue Edward Whymper, un joven inglés de 25 años, montañero experto y buen conocedor de los Alpes quien organizó la subida. Le acompañaron los guías Michel Croz, de Chamonix y Peter Taugwalder y su hijo, de Zermatt; el reverendo escocés Charles Hudson, también experimentado alpinista, y los jóvenes estudiantes de 19 años Robert Hadow  y Francis Douglas, este último miembro de la nobleza inglesa, ambos de fuerte constitución física pero sin experiencia en la escalada.

A pocos metros de la cima, cuando ya los siete descendían de ella, ocurrió un hecho inesperado, aunque tal vez predecible, dada la bisoñez montañera de dos miembros de la cordada. Robert Hadow resbaló y arrastró con él a Croz, al reverendo Hudson y a Douglas. Quedaron colgando sobre el abismo sin que los otros tres compañeros pudieran hacer algo por salvarlos. Rompió la cuerda. Y los cuatro cayeron al vacío. Fue un accidente, según Peter Taugwalder. Pero no todos le creyeron. Lo culparon a él de presunto asesinato por haber cortado aquella cuerda ante el temor a ser arrastrado hacia la muerte. 

Arista de la vía Hörnli
Nunca entendí por qué Whymper incluyó en el grupo a dos jóvenes inexpertos. Eran fuertes, de recia forma física, pero esta no es razón suficiente para poder escalar una montaña de las características del Matterhorn. La pericia, el buen conocimiento de la técnica y sobre todo la prudencia son factores más importantes que la fuerza para alcanzar una cumbre de difícil acceso.  Hoy llegan a la cima de esta montaña de soberbia estampa turistas ayudados por guías expertos. No son cachas ni productos de gimnasio, sino personas muy normalitas. He visto trepar por ella a más de uno de aspecto esmirriado, cuasi famélico, y también a mujeres y hombres bien metidos en carnes firmemente asegurados con cuerda por el guía.

Los Taugwalder. Zermatt
En recuerdo de Whymper. Zermatt
La subida habitual, la más transitada, es la arista Hörnli del lado nordeste que en algún tramo invade la impresionante cara norte tapizada de hielo y nieve. Tiene un pequeño refugio vivac, la cabaña Solvay, a poco más de 4.000 m de altitud, y es en gran parte una vía ferrata dotada hoy de duros pitones de metal clavados en la roca, cables de acero, escalas con peldaños de madera, y largas maromas. Para emular con seguridad la aventura de Whymper y compañía basta con no tener vértigo, saber controlar el miedo al vacío y dejarse conducir y proteger por uno de los muchos y muy experimentados guías que hay en Zermatt. Aquella montaña piramidal, temible y estremecedora, en la que varios centenares de montañeros perdieron sus vidas, es hoy, como otras muchas, una autovía al espacio muy frecuentada por gentes de todo el mundo.

Y termino ya con unos sabios consejos de Whymper: Escalad, si queréis, pero recordad que la fuerza y el valor no son nada sin la prudencia, y considerad que una negligencia momentánea puede destruir la felicidad de toda una vida; no hagáis nada con prisa, mirad bien todo paso y pensad desde el principio que cada momento puede ser el fin.- JT