viernes, 13 de febrero de 2015

Pedro Sánchez se moja con la destitución de Gómez

            Menudo cacao se ha armado en el PSOE de Madrid. Pedro Sánchez destituyó de manera fulminante a Tomás Gómez cuando nadie lo esperaba, pero muchos -o casi todos- lo presentían. En un alarde de autoridad y poderío, el secretario general de los socialistas de España mostró sus armas: seguridad, decisión, y sobre todo sentido político. Sánchez ya nos había anticipado algunos rasgos de su entereza en intervenciones televisivas. En una de las últimas derrochó coraje y valentía al bajar por cuerda desde lo alto de un aerogenerador y ascender, como experto montañero, por la pina pared rocosa del Peñón de Ifach, bien guiado por el aventurero leonés Jesús Calleja. Ahora, con la destitución de Gómez de su cargo de secretario general de los socialistas madrileños, y su consiguiente cese como candidato a la presidencia de la Comunidad de Madrid, Sánchez vuelve a dar un claro aviso a navegantes: no tolerará insidias, desvíos ni rebeliones internas. Es más, se muestra dispuesto a eliminar de un plumazo a quienes sean sospechosos de corrupción.
(De abc.es)
            La autoritas es un atributo fundamental del buen líder. No se trata de basarse solo en el poder, si no, y sobre todo, de ser hábil, de ser capaz de formar ambientes propicios. La autoritas de los senadores romanos, aquellos políticos prestigiosos y sabios, buenos consejeros, se oponía a la potestas, es decir, a la imposición. Al contrario de esta, la autoritas es la prevalencia del buen tacto y del saber; del diálogo y del convencimiento. Es algo así como el sentidiño gallego. A ver ahora si Sánchez sigue por ahí.
            Napoleón decía a sus soldados que todos llevaban  en la mochila el bastón de mariscal. El extinto Manuel Fraga recurría a esa cita cuando le preguntaban sobre quién le iba a suceder en la presidencia de la Xunta. Supongo que para Sánchez los militantes socialistas llevan también el preciado emblema. Mas para llegar a poseerlo no sirve en realidad cualquiera. Napoleón a sus soldados, igual que Fraga a los militantes del PP, les lanzaba esa sentencia para animarlos a seguir en la lucha sin desvanecerse porque a todos se les suponía valor y capacidad para lograr la victoria.
(De que-es)
            El líder del PSOE los tiene bien puestos. Lo demostró con la destitución de un candidato de apariencia inexpugnable sin alterársele el pulso en el momento de tomar tan importante medida. Es todo un fondista. Y ya anticipó que de no haber mayoría absoluta en las generales pactará con el PP para dar estabilidad a la política económica, tema fundamental del bienestar de los españoles.  Este comportamiento de hombre de Estado puede abrirle las puertas del sustancioso vivero de votos que es el centro, un sector electoral decisivo para la gobernabilidad del país. En él parece estar la clave de acceso a La Moncloa.
Se suele decir que para lograr algo hay que mojarse, lo que en frase popular gallega viene a ser se queres rodaballo, tes que mollar o carallo. Mojadura que en este caso debería de conducir al restablecimiento de la potencialidad de un grupo político cuyo pasado, con todos sus altibajos, contribuyó a una pax social y política sin precedentes en la historia de este país de rivalidades tantas veces cruentas.     
Al PP le ha debido sentar como patada en salva sea la parte el cese de Gómez. Felices ante la participación de tan débil candidato a la presidencia de la Comunidad de Madrid, su alegría se la han truncado. Pero no de manera inesperada, como algunos dicen, porque en los corrillos políticos el cese era una muerte anunciada. Gómez ya fracasó en 2011. Hoy, los sondeos  presagian otro fracaso aún mayor. Lo cual no hace presuponer que el nuevo candidato, sea quien sea, consiga la victoria. El éxito dependerá de su capacidad para atraer seguidores y del comportamiento de su partido. No olvidemos que las vías del diálogo y el consenso en temas de Estado les han dado a los socialistas buenos réditos electorales.- JT