miércoles, 9 de diciembre de 2015

Rajoy fue el triunfador fantasma del debate de Antena 3

      No sienta contrariedad tras leer el título de este post. Sé que el presidente Mariano Rajoy no participó en esa rueda de reconocimiento policial, que a eso, más que a la celebración de un careo político, se pareció la puesta en escena del debate entre aspirantes a la presidencia del Gobierno de España ofrecido por Antena-3 TV. Fueron tres más uno. Ese uno, que no candidato, le tocó a la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría. Situada en un extremo, cercana a tres varones de elevada estatura, los organizadores la convirtieron en un icono de Windows. Viéndola allí, empequeñecida por tres espigados oponentes, a uno le entraban ganas de cliquearla con el ratón para que se defendiera de las acusaciones que le lanzaron. Daba la impresión de que no sabían hacer otra cosas, de que no tenían otro argumento que el del ataque a Soraya y su partido. 
 
Foto: diariosur.es
La "vice" debía, pues, defenderse, y se defendió bien; debía sacudir caña, y la sacudió. Sin alterarse, sin atisbo de agresividad. Muy al contrario del señor Pablo Iglesias, que estuvo arrogante en la expresión, caudaloso en la palabra y ceñudo en el gesto. Mucha promesa, mucho ataque, pero también mucho derroche de vacuidad en sus promesas. ¡Qué desilusión para un indignado! ¿Es este su adalid, su hechicero del cambio? ¿Es acaso Iglesias el líder de la tierra prometida, donde se mediría a todos por el mismo rasero? ¿Puede confiarse una sociedad madura como la española a un personaje tan flojo en planteamientos como ilusorio en promesas?

Pipiolo de la política
      A este pipiolo de la política le falta rodaje. Quiere ser el motor de la transformación social, pero su aún escasa madurez y su frenético desparpajo no le dejan ganar potencia. Será diputado en Cortes, montará cirios y volverá a meter la pata una y otra vez. Como lo hizo últimamente al atribuir a Newton la Teoría de la Relatividad, o al referirse al libro "Crítica de la razón pura" (Kritik der reinen Vernunft), del filósofo alemán Immanuel Kant, que él, presumiendo de haberlo leído, denominó "Ética de la razón pura". Y ya no digamos la leche verbal que se pegó cuando, en el debate de Antena-3 afirmó rotundo que Andalucía había renunciado a su independencia en el referéndum de 1980, cuando en realidad fue convocado para ratificar una iniciativa autonómica y no para decidir sobre la secesión de los andaluces del resto de España. Son tres grandes desatinos de todo un doctor en Ciencias Políticas como Iglesias.
      Cualquiera puede cometer un lapsus línguae, equivocarse al hablar. Es muy humano. Pero Iglesias no es cualquiera; es profesor de la Universidad Complutense, fue europarlamentario unos meses y será pronto diputado en Cortes. Para convencer a los votantes en general tendrá que esperar unos años, pasar un severo rodaje, madurar. Quizá, ya veremos, la poltrona parlamentaria pueda darle esa pátina de saber estar, saber hablar y saber mantenerse en la realidad y no en un mundo de fábula porque, de momento, y hasta que no demuestre lo contrario, Iglesias sigue siendo un excelente pegotero de prometedores futuros.

Nerviosismo y ataques
      Pequeña de estatura, pero grande de entendederas y nada pusilánime, Soraya apenas necesitó hablar, se lo pusieron fácil. Sus tres interlocutores se perdieron en un maremágnum de palabras, resultaron poco convincentes, poco maduros para ejercer la presidencia del país y dieron pruebas de nerviosismo. Ataques y promesas se sucedían de boca en boca. A veces, Sánchez, Rivera e Iglesias parecían discos rayados. Repetían una y otra vez las lecciones aprendidas de sus asesores. Iba uno y largaba: "PP corrupto". Iba otro y decía: "Con Rajoy, más paro". Y un tercero añadía una retahíla de acusaciones: paro, desahucios, discriminación tributaria, rebajas en becas y en servicios públicos, etc. Lo que debió ser un debate serio y aplomado; tenso, pero no excitado, ni tampoco pueril, se convirtió en una lanzadera de acusaciones y ofertas sin orden ni concierto.
Debate en Antena-3. Políticos en reconocimiento
      La audiencia quería enterarse de cómo iba a resolver cada uno de los tres rivales los problemas de España, pero al final se quedó sin saberlo. Y fue así porque sus palabras, las de Sánchez, Rivera e Iglesias, se perdieron en promesas enunciadas y en acusaciones contra el partido del Gobierno. De esta manera, Soraya, sin apenas esfuerzo, salió airosa de un trance de aparente dificultad para el PP. En definitiva: los espectadores sacamos como conclusión que es mejor seguir como estamos que exponerse a perder las débiles pero evidentes mejoras conseguidas en los últimos cuatro años. Y continuar con Rajoy, aunque solo sea por aquello de ¡virgencita, mejor que curarme, déjame como estoy!, porque lo que viene pisándole los talones al presidente, a mí, la verdad, me preocupa y hasta me asusta.

Le falta madurez

      En su día confié en Pedro Sánchez. Cuando fue elegido secretario general del PSOE tomé buena nota de esta futura promesa política. Tiene personalidad, buena presencia, es persona culta y afable y buen deportista. Con el tiempo mi opinión sobre él ha ido cambiando. Lo veo todavía inmaduro para ejercer con éxito el muy honorable cargo de primer ministro de España. Hace meses decía yo que le faltaba un hervor, un poco de estilo para convertirse en el candidato ideal. Un fracaso en las próximas elecciones tal vez podría ayudarle a consolidar su personalidad de hombre de Estado, siguiendo el ejemplo del bien valorado expresidente Felipe González Márquez para quien la sensatez, la moderación y la concordia fueron el eje de su personalidad como gobernante.
     Por cierto, en mi opinión el show montado por Antena-3 para la puesta en escena de este programa no resultó muy atractivo. Dieron demasiada grandiosidad a un tema tan simple y natural como es el de un debate entre políticos. Situaron a los participantes de pie en un escenario inmenso, de frío aspecto, frente a las miradas y las preguntas de dos moderadores que cumplieron su función. Parecía, como digo al principio, una rueda de reconocimiento policial más que un espacio televisivo. Realizaron un gran montaje, un despliegue espectacular  de personas y medios, con cuenta atrás incluida, como si se tratase de un cohete de la Nasa, y nos aburrieron con las opiniones de algunos sabios mediáticos antes y después de la emisión. En fin, despliegue a porrillo, digo, para un resultado poco convincente.- JT
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N del A: La teoría de la gravedad de Newton explica entre otras cosas el movimiento de los cuerpos celestes, las mareas, los equinoccios, la caída de objetos a la tierra, el descubrimiento de los planetas, etc., mientras que la Teoría de la Relatividad General de Einstein está centrada en agujeros negros, expansión del universo, ondas gravitacionales, viajes al futuro, etc. Ambos estudiaron el fenómeno de la gravedad y nos legaron sus conclusiones, cierto. Pero si Iglesias quiso acudir a Newton, desbarró en su cita al atribuirle la Teoría de la Relatividad. La precisión en este caso es exigible por haber hecho referencia al tema una persona que aspira a gobernar España.    

 

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Rivera es un gran comunicador, pero esta vez le vi nervioso y muy inquieto, le faltó mesura en el ritmo de sus intervenciones. Sobre Iglesias estoy de acuerdo en lo que dices. Mucho ruido y pocas nueces además de cometer errores de bulto. NO entiendo como una persona que transmite escasa credibilidad tiene tantos seguidores, ¿es el tuerto de un pais de ciegos?. LUCIANO

Anónimo dijo...

El Vallés se comió a la Pastor en las preguntas. Fue más incisivo, no lució el tipo por el escenario y dio la talla como entrevistador. Este periodista es un buen profesional, los políticos, regular. Jaci

Anónimo dijo...

Albert Rivera lleva años trabajando por Catalunya y España. Ha logrado muchos seguidores gracias a su buen sentido de estado. Ahora llega una señora de su partido a un debate a nueve en TV1 para meter la pata a tope con lo de la violencia machista, y también con un tuit sobre el holocausto nazi. Yo le diría al señor Rivera que si quiere ganar, debe de ser riguroso en la selección de compañeros de viaje, que cuervos y grajas para criar los hay en toda partes, ?vale? y acaban sacándote los ojos Jacinto L.

Anónimo dijo...

Pero qué tostada de debates. El de cuatro en Antena tres y el de nueve en Televisión Española fueron unos muermos infumables. Visto lo visto yo también me voy a presentar a politico porque parece que aquí vale cualquiera, ¡je je je! LEONDARDO