martes, 3 de junio de 2014

Las elecciones de la indignación. El Rey abdica

Juan Carlos I (Periodista Digital)
El revuelo armado tras el fracaso de los dos grandes partidos en las elecciones europeas es descomunal. En ambos lados parece haber culpables. Para unos, la pérdida de votos es consecuencia de las medidas de austeridad extrema impuestas por el Gobierno; para otros esa pérdida obedece a no haber sabido captar las verdaderas aspiraciones del pueblo español, especialmente las demandas de la juventud.  Antes de las votaciones PP y PSOE se mostraban seguros de mantener sus respectivos respaldos, aunque los socialistas veían a un PP abocado al fracaso por las medidas anti-crisis y por la expresión poco afortunada de su principal candidato sobre la mujer, al que acusaron reiteradamente de machista. Y lo hicieron aún a sabiendas de que Miguel Arias es  firme defensor de la igualdad. Por su parte los populares confiaban en que la leve mejora de la economía en los últimos meses iba a frenar la caída del respaldo de sus votantes, pero no fue así.

El Rey abdica
      La irrupción de los indignados en la vida política del país alcanzó un éxito impredecible. Es quizás la nota más destacada del resultado electoral. La formación que dirige el joven profesor Pablo Iglesias se apropió de una buena aparte de los votos socialistas, mientras que los votos del PP también se vieron muy mermados a causa del descontento de sus simpatizantes. Consecuencia de esta debacle es la retirada definitiva de Rubalcaba de la dirección del partido y el inmediato anuncio de nuevas reformas fiscales y sociales por parte del Gobierno, pero esta vez atemperadas por los acontecimientos.
Príncipe Felipe (Wikiblues.net)
      Con ser predecible lo ocurrido tras el fracaso electoral (dimisión del líder socialista y nuevas medidas gubernamentales anti-crisis), lo que nadie esperaba, salvo los contados personajes a los que el Rey informó muy reservadamente, era la abdicación de Juan Carlos I. Así, en plena crisis económica y social, el Rey se nos va y deja el trono a su hijo el Príncipe Felipe, que pasará a ser Felipe VI (Felipe V fue el primer rey de la Casa de Borbón en España). Sus defensores destacan las excelencias de su mandato, mientras los opuestos a la monarquía aprovechan el impasse en la Jefatura del Estado para reivindicar la república. Desde luego, lo que no debemos olvidar es que de los 39 años de reinado juancarlista quedan para la historia firmes y claros testimonios del buen proceder del Rey y de su firmeza en la consolidación de la democracia y las libertades. Recuerden los alborotadores callejeros, espontáneos o dirigidos, que de no haber sido por su intervención este país podría estar hoy bajo un régimen presidencialista o claramente dictatorial, fuera de la Unión Europea y con las libertades limitadas.

Un heredero culto y comunicativo
      A mí el relevo de monarca no me produce desasosiego. Al contrario, Felipe me inspira confianza como persona y como Jefe de Estado. Posee una buena preparación humana y política, conecta bien con la juventud, y en las distancias cortas es amable, comunicativo y nada arrogante. Lo comprobé hace años en el transcurso de una audiencia. Me inquieta más la renuncia de Rubalcaba al liderazgo del PSOE porque España necesita partidos políticos fuertes y serios, conscientes de la realidad del país, de su pasado y de su futuro, y no grupos dedicados a la alteración de la paz ciudadana, incapaces de buscar el respaldo de los votos por vías democráticas, es decir, acatando y cumpliendo las leyes.

Alfredo P. Rubalcaba (La Vanguardia)
Rubalcaba es un político de raza. Buen comunicador, simpático y moderado, socialdemócrata y europeísta, mucho me temo que su retirada deje al PSOE en manos de personajes carentes de la suficiente talla como para poder dirigir y representar dignamente al país. La llamada vieja guardia socialista, en la que Rubalcaba brilla como hombre de consenso, se aleja cada día más del timón de proa del partido. González, Guerra, Leguina, Vázquez, Ibarra, Corcuera y otros muchos que en su día protagonizaron la Transición parecen estar apartados de la primera línea, cuando el valor de su experiencia debiera ser libro de consulta diaria de los actuales dirigentes del partido.
      Como siempre, al regreso de un viaje por tierras de España vuelvo a encontrarme con una actualidad palpitante, llena de noticias que hacen historia. A ver si esta vez no cambiamos el rumbo como ocurrió en períodos de mal recuerdo, y mantenemos invariable el camino hacia el bienestar emprendido en los años de la post-dictadura franquista. Y lo hacemos sin prisas innecesarias, pero también sin pausa. Porque, como dijo el novelista escocés Robert Stevenson, “tanta prisa tenemos por hacer, escribir y dejar oír nuestra voz en el silencio de la eternidad que olvidamos lo único importante: ¡vivir!”- JT