miércoles, 12 de febrero de 2014

"Cumbres", en La 2 de TVE: ni fu ni fa

Esta vez quedó claro. El programa Cumbres de La-2 tiene de montañismo lo que un burro de calamar. Debían llamarle Las entrevistas de Edurne en vez de Cumbres. En la segunda entrega, emitida el pasado domingo, conocimos un poco más al joven Javier Sierra (41 años), destacado escritor de ciencia ficción capaz de desentrañar los más oscuros e impenetrables misterios del mundo. En Picos de Europa, por el camino minero de Sotres al refugio de Ándara (con acento), fue contando a Edurne detalles de sus novelas multimillonarias en lectores. Sierra es el único novelista español que entró en la lista del New York Times de libros más leídos en USA, con la obra La cena secreta, en la que interpreta la identidad de los personajes del cuadro de Da Vinci, La última cena.

Edurne y Javier mirando el cielo
A medida que caminaban juntos, rodeados por los cámaras y sus ayudantes, paso a paso, monte arriba, en busca del Casetón de Ándara donde pasar la noche, Javier iba dejando alelada a su guía con relatos de misteriosas historias como la de la legendaria luz de Montserrat, ocurrida en el siglo XIV, que dio pie a una fiesta del mismo nombre en Manresa y que en opinión de este experimentado investigador fue el primer avistamiento de un ovni. La ufología es uno de los campos de estudio de Sierra. Él mismo admite que Antonio Ribera, ufólogo y submarinista catalán, autor de numerosos libros, es su gran maestro, su ejemplo a seguir en temas como el de los objetos volantes no identificados que tanto le apasionan. 
          Para ilustrar la caminata nos mostraron imágenes de un solitario retrete turco instalado a la vera del camino, tal vez por aquello de mantenga limpio el monte, y una puertecita de hierro cuyo hallazgo aprovechó el escritor para contar a Edurne los secretos que tan misteriosa entrada podría encerrar. A mí, la verdad, me pareció el acceso a una de las cuevas donde los montañeses curan el queso Picón de Bejes-Tresviso, uno de los mejores del mundo, o bien un registro del agua.
            Y así, de misterio en misterio, transcurrió la ascensión de los dos protas. Tenían previsto subir a la Pica del Jierru, pero el mal tiempo les obligó a desviar el trayecto hacia el Macondíu a cuya cima (1.999 m) llegaron fácilmente, aunque empapados por una impertinente llovizna que no cesó en todo el camino. Por cierto que no acabo de entender por qué La-2 permitió la emisión de imágenes borrosas al final del espacio; imágenes desdibujadas por la lluvia caída sobre el objetivo de la cámara. Y fue precisamente en la secuencia más esperada, la del último tramo hacia la cumbre.
El Macondíu, de 1.999 m de altura
Como en la primera entrega, hubo de nuevo intercambio de regalos. Edurne obsequió a Sierra con el libro de Ribera (el ufólogo antes citado) La conquista de las grandes cumbres (1975), para él desconocido y sorprendente pues ignoraba la faceta montañera de su maestro, y Sierra le correspondió con un ejemplar de su obra El ángel perdido. El programa volvió a estar dedicado en gran parte a mostrar la personalidad del invitado. De montaña, poco, muy poco. Por eso digo al principio que el título de Cumbres y la presencia de Edurne Pasabán en el papel de guía y presentadora no responden, como era de esperar, a un espacio en el que el alpinismo parecía ser el leitmotiv o asunto central del guión.
          El escenario, esos impresionantes macizos astur-cántabros, ofrece sorpresas muy interesantes para el forastero. Pero no se utilizaron. La zona es rica en leyendas con las que fascinar a Sierra. Por ejemplo, la de la Osa de Ándara, mujer tosca y velluda, de uñas aguileñas, boca hocicuda, redonda como un plantígrado por su desmesurada obesidad; nariz chata, frente aplastada. Vivía en las cavernas, en la zona de La Hermida, comía raíces y maíz crudo… ¿Acaso era una neardental, un espectro de las montañas, la Yeti de Picos? Y también, ¿por qué no se aprovechó la ocasión para regalar al invitado el sabroso queso de pasta azul de Bejes, pura oveja serrana, de aromas y sabores fuertes?
          No creo que después de esta experiencia Sierra esté animado a repetir. Porque tras subir al monte Ararat (5.137 m de altitud), el más alto de Turquía, junto con el veterano alpinista Pérez de Tudela, al encuentro del Arca de Noé, la ascensión al Macondíu le ha debido parecer un paseo por la Casa de Campo madrileña en busca del tiempo perdido o, quizás... de la nada.- JT  

viernes, 7 de febrero de 2014

Edurne y Gemma, sonrisas, lágrimas y poco alpinismo

     Gemma y Edurne con el Pedraforca al fondo
(Foto: ecoteuve.es)
Esperaba más, bastante más, del programa Cumbres. Se estrenó el domingo pasado en La2. Su emisión había despertado mucha expectación en los ambientes montañeros, porque nada menos que Edurne Pasabán y Gemma Mengual, dos estrellas del deporte, eran las protagonistas. Debo recordar que Edurne es una himalayista de élite. Fue la primera mujer que ascendió a las catorce cimas más altas del planeta, todas ellas en el Himalaya, con alturas superiores a los ocho mil metros. Su mera presencia en el programa prometía interés. A su vez, Gemma, cargada de medallas olímpicas, sirena de aguas mansas, es la gran campeona de la natación sincronizada. Con estos dos personajes cabía esperar la emisión de un espacio lleno de interés deportivo. Pero no fue así. A mí me decepcionó por dos razones:
Primera decepción: De intercambio de vivencias e inquietudes, de reflexiones, como se anunciaba en la nota que el canal proporcionó a los medios, el programa estuvo bastante escaso. Se dijeron entre ellas cuatro cositas intrascendentes al anochecer, al pie del refugio Lluís Estasen, y ahí acabó la parte humana del guión. Luego Edurne sorprendió a Gemma con una foto de su primer entrenador, momento en que le saltaron las lágrimas a las dos protagonistas. Dio la sensación de estar ante una escena preparada para conmover al personal.  

Pedraforca. Cara norte, Canal Verdet
Segunda decepción: El canal anunciaba la escalada al Pedraforca por la canal Verdet como objetivo principal de la trama. Es la vía normal, sin grandes dificultades cuando no hay nieve, pero con algún tramo de II grado. La subida que nos ofrecieron fue tan efímera y cicatera en planos y secuencias, que se llegó al final sin apenas despertar interés en el espectador que esperaba mucho de sus protagonistas. Y para coronar la banalidad argumental, a los autores del guión no se les ocurrió otra cosa que poner el the end en una escena  más cursi que conmovedora: como premio a su hazaña, Edurne obsequió a su compañera de escalada con ¡macarrones en salsa! metidos en un envase de plástico, plato predilecto de Gemma.

Mucho coloquio, poca montaña
             En resumen: Este nuevo programa de La2 careció de interés para los aficionados al montañismo. Le quitó atractivo el abuso de unos coloquios intrascendentes, asaz aburridos, llenos de alabanzas mutuas, y la ausencia de planos abundantes y variados de la ascensión, que era lo que se esperaba ver. Cumbres está muy lejos de espacios dedicados a los deportes de aire libre tan llamativos como Al filo de lo imposible o el Desafío Extremo del Calleja, con sus subidas y bajadas a montes y cuevas de todo mundo. Digo más: cualquiera de los blogs de montaña de los seguidores de este prontuario supera en interés al susodicho Cumbres. Todos saben contar paso a paso, con palabras y fotos de gran calidad, las ascensiones que realizan, muchas de ellas de dificultad extrema. Pero vamos a confiar en que la entrega número dos de la serie recupere la calidad técnica y argumental propia de su principal protagonista, Edurne Pasabán, extraordinaria escaladora vasca que ha dejado huella perenne en la gran historia del alpinismo de élite. Que no se diga que segundas partes nunca son buenas, ¿vale? -  JT