martes, 9 de agosto de 2011

A burro muerto, la cebada al rabo señor Bono

Sí, sí, un gobierno de coalición PSOE-PP pide ahora el señor Bono. Y lo hace años después de mostrarnos nuestro presidente ZP su incapacidad para sacar al país de la crisis económica y social que está padeciendo, o al menos para mejorar la situación de una España que va de mal en peor. En los últimos tiempos las cosas apenas han mejorado, a pesar de que Rubalcaba, que ahora tiene soluciones, justo cuando lo erigen candidato a la presidencia del país, no supo o no quiso aplicarlas siendo vicepresidente y ministro.
      A veces pienso que a los ciudadanos nos toman por tontos, aunque la verdad es que algo de ello hay si reparamos en el número de seguidores que todavía respaldan a nuestros gobernantes, unos por adulación, a la espera de sinecuras; otros por cortedad, y otros muchos porque la caída del actual gobierno supondría para ellos la pérdida del puesto de trabajo.

Coalición, propuesta tardía
      Las acusaciones al uso de los socialistas en el poder son tan pueriles como perversas. Han venido diciendo que si el PP, es decir, la oposición, tiene soluciones para la crisis, pues que las exponga. Y acusan al adversario de antipatriota por criticar al Ejecutivo y de traidor por airear lo que hay debajo de algunas alfombras (esas deudas que dejaron en herencia comunidades y ayuntamientos gobernados por esta izquierda).
      Hasta las personas menos capacitadas políticamente saben cuál es la responsabilidad de la oposición en un régimen democrático. Su papel está inequívocamente definido en el mismo término, oposición, oppositio, que en román paladino es acción y efecto de oponer u oponerse, y en las democracias, el conjunto de partidos que se oponen a la política de un gobierno.
      Claro, si el PP revela su programa de gobierno de pe a pa, el adversario lo copia, lo aplica, y si le sale bien, sigue manteniéndose en el poder. Pero, anunciadas ya las elecciones generales, ¿a qué viene proponer ahora un gobierno de coalición? ¡No, señor Bono! Ahora ya no cabe esa solución porque, a burro muerto, la cebada al rabo: llega usted tarde con su remedio. Además, un gobierno PP/PSOE nos haría barruntar que algo grave se oculta en las cuentas de la Administración. Sospecharíamos que nos han estado engañando sobre la verdadera situación económica del país, y, por consiguiente, y para que ese alto secreto de estado no se descubra, necesitarían establecer un pacto de amistad y silencio con el adversario.

Del prestigio a la mediocridad
      ¡Qué pena que ese gran partido, que debiera conducir con mano diestra la política española, se haya perdido en un maremágnum de incongruencias, mentiras, odios y mediocridades! ¿Dónde están Felipe González, Solchaga, Solana, Leguina, Borrell, Guerra, Almunia y otros políticos de talla que abandonaron el timón del PSOE para dejarlo en manos de personas con escasa capacidad de gobierno? La situación es realmente grave, muy grave, y grande es la indignación ante el continuo deterioro del bienestar social. Quiero sumarme con estas líneas a las protestas de la gente de buena fe, a esa gente que viene expresando reiteradamente su irritación por la inoperancia de los poderes públicos para sacar al país de su profunda crisis. Yo también me siento harto de tanta tomadura de pelo e indignado, sí.

¡Indignado por las cifras del paro con sus niveles de vértigo!

¡Indignado por esas colas de gente sin recursos a las puertas de Cáritas y otras entidades de beneficencia donde dan de comer a tantas personas arrastradas a la indigencia!

¡Indignado por la soledad de nuestros jóvenes, por su futuro sin perspectivas, sin vivienda, sin apenas ayudas, sin posibilidad de acceso al trabajo!

¡Indignado por el alardeo de beneficios de las grandes empresas, especialmente los bancos, recaudadoras de ingentes sumas de dinero para sus ejecutivos y accionistas, los más ricos, mientras sigue creciendo la pobreza y el desempleo!

¡Indignado por la política financiera de la Unión Europea, jugando a su aire con los tipos de interés y dejando sin hogar a muchas personas a causa de las subidas en las hipotecas!

¡Indignado por esos desahucios generalizados, castigo cruel impuesto a muchas familias que pierden sus hogares a causa de la voracidad financiera!

¡Indignado por comprobar cómo partidos minoritarios, del nacionalismo radical o de la izquierda más demagoga, tratan de succionar a quienes están verdaderamente indignados para llevarlos a su redil!  

¡Indignado por el gasto que supone el mantenimiento de millones de funcionarios, de miles de empresas públicas, de miles de ayuntamientos, de tanto cargo innecesario, y de tanto parlamentario español y europeo.

¡Indignado por la generosidad con que se subvencionan con dinero público sindicatos y  películas, y asuntos tan disparatados como el de la corrección del pie zambo de los congoleños.    

Indignado, en suma, por todo lo que tiende a contravenir la verdadera justicia social y los derechos universales del hombre contemplados en la declaración de las Naciones Unidas de 1948, en especial en lo que se refiere a la dignidad y la igualdad de todos; al derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad; al trabajo y al salario justo y satisfactorio, y también a una justicia limpia, sin manipulaciones ni sectarismos! ¡Sí, yo me he puesto en pie y levanto mis brazos! ¡Sí, yo también estoy harto e indignado! - JT